El básquet del Lobo se sigue desangrando. Tras decidir no jugar el T.N.A., ahora llegan las renuncias.
Fabián Renda y César Adriani, responsables del básquet local y de la coordinación general de la actividad han decidido dar un paso al costado en desacuerdo con lo resuelto por la Comisión Directiva.
El Departamento de Básquet está totalmente vaciado de contenido y las consecuencias empiezan a verse. Gimnasia estuvo a punto de tocar el cielo con las manos en 2004 cuando le ganaba 2-0 a Boca las finales que se le escurrieron de las manos. El equipo de Gonzalo García le propinó a Atenas de Córdoba una de las peores derrotas de su historia y luego lo eliminó en semifinales. Mariano Cerutti, Roberto López, Jorge Benítez y Leandro Lauro ya son parte de un gran recuerdo.
La crisis política que derivó en la renuncia de Héctor Domínguez, la baja de recursos para armar el plantel, el éxodo de las figuras mencionadas, el “olvido” de enviarle el telegrama de renovación a tiempo a juveniles promesas del momento como Bruno Oprandi (situación por la cual nunca hubo explicaciones), representantes que parecían dueños del club desaparecidos por arte de magia, dirigentes que creían saber todo sobre este deporte que huyeron despavoridos cuando la mano venía negra. Todo esto terminó en el primer descenso con “Tola” Cadillac como DT y jugadores que fracasaron estrepitosamente como Lucas Saúl, Christian Ballcels o “Hacha” Sánchez.
Dos años más tarde, llegaría el segundo golpe mortal, tras la llegada de Juan José Muñoz la actividad pasó a quedar mucho mas postergada, por eso no extraña el descenso a la Liga B en 2007, con una racha nefasta sin ganar un encuentro de visitante y la sensación que la desidia se llevaba puesto todo. Mariano Fierro, Guido Cuadrelli o Anthony Bishop no pudieron torcer una historia que al menos tenía apariciones juveniles como Pablo Bendel o Emiliano Agostino.
Pero no sólo de estos hechos está escrita la historia negra del básquet tripero. La crisis económica del club no dejó consolidar un proyecto seguro para el deporte de la naranja. Se hicieron distintas apuestas cambiando entrenadores y planteles todos los años. No se pudo mantener un trabajo a largo plazo ni una fórmula para generar recursos.
Las urgencias del fútbol ahora se llevaron puesto al básquet, las ilusiones de los jóvenes valores de las divisiones formativas de la institución caen en manos vacías. Punto final para una disciplina que supo ser orgullo de todos los Triperos.