El tema del préstamo del Estadio en la mira de los triperos. Una oportunidad inmejorable para empezar a hacer las cosas bien.
En la búsqueda de encontrar un consenso en el debate de prestarle o no el estadio Juan Carmelo Zerillo a Estudiantes, hallamos un inmejorable escenario para la institución de demostrar que se pueden hacer las cosas bien, en un marco transparente y pensando ante todo en el bienestar del Club.
La lógica y el sentido común indican que Gimnasia está crisis y que debe obtener recursos de cualquier ámbito. Sin embargo, en la coyuntura actual, resignar uno de los últimos bastiones de dignidad le queda al hincha tripero parece una jugada demasiado arriesgada. Se deben hacer las cosas bien o no hacerlas.
De acuerdo a lo planteado por el Movimiento de Identidad Gimnasista (MIG) y en lo que Letra G coincide, El Lobo debe prestar el Estadio “en ésta y en cualquier ocasión en la que -dentro de los términos de lo establecido en el Estatuto Social- las circunstancias así lo ameriten”.
En primer lugar, porque “el patrimonio social debe ser consolidado, explotado y aumentado de modo constante y sostenible, generando ingresos y excedentes que puedan ser reinvertidos luego, para beneficios de sus asociados”. A su vez, “el Estadio del Bosque merece y debe ser posicionado estratégicamente como un espacio propicio y adecuado para la realización de todo tipo de eventos sociales, culturales, deportivos y de esparcimiento, y de ese modo convertirse definitivamente en una referencia obligada no solo para nuestra Institución, sino para los demás clubes, Organizaciones, Asociaciones o entidades en general, y en particular de la ciudad de La Plata, que deseen utilizarlo...”.
En tercer lugar y continuando con lo expuesto por el MIG, “la rivalidad histórica que en materia deportiva ha existido, existe y seguirá existiendo (...) nada tiene que ver con el resultado de la gestión ya que los motivos antes citados superan ampliamente cualquier cuestión que por sobre ellas se quiera enarbolar...”, y por el contrario, hasta puede significar una beneficio en esos términos.
Claro está que “la cesión debe estar plasmada en contrato formal (que permanezca visible para los socios) en el que se pacten las cláusulas y condiciones del caso...” considerando el precio, las garantías y los seguros adecuados.
Y por último, el MIG se remite al artículo 23 inciso b del Estatuto que refiere a que lo “producido debe ser íntegramente reinvertido en el Estadio del Bosque”.
En estos términos, considerando el escenario descrito, se presenta como un acierto prestar el Estadio. Sin embargo, y como se dijo anteriormente. No cumplir con esta postura puede significar un precio muy elevado para el corazón del hincha.
Significaría buscar en el rival de toda la vida, el que odia a Gimnasia, el que siempre desestimó nuestro Estadio, unas migajas miserables que no solo no resolverán en lo más mínimo el problema financiero, sino que además dejará de lado la búsqueda de soluciones genuinas en el seno de la institución.
A su vez, no reparar en las cláusulas y garantías; y no reinvertir lo producido en las mismas instalaciones, solo generaría un fuerte rechazo a tanto trabajo de los socios, que fueron lo que pusieron en condiciones el Estadio y quienes incansablemente trabajan para mantenerlo.
Encontrar el lunes un estadio destruido, pintado y maltratado y no actuar rápidamente en consecuencia sería lo más degradante e imperdonable que se le puede hacer al hincha. Empecemos a hacer las cosas bien de una buena vez por todas. El escenario está planteado.
