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El Club

14-06-2012

¿UNIDOS O AMONTONADOS?

En los últimos días el ambiente político ha tenido gran actividad en torno al futuro del Club. Debe surgir una unión. ANÁLISIS

El momento institucional actual de Gimnasia es crítico y no deja de ser noticia. En los últimos días el ambiente político ha tenido gran actividad en torno al futuro del Club y comenzaron a aparecer en escena algunos nombres conocidos por todos los triperos. Sin embargo, la crisis no solo responde a la cuestión coyuntural, que lo tiene a Gimnasia por una temporada más en la B Nacional y con una situación ecónomica alarmante, sino que también responde al confuso momento que atraviesa la conducción del Club, con cuestionamientos internos y renuncias de por medio.

La figura del presidente Delmar parece debilitada, ya no solo recibiendo planteos de sus rivales políticos, sino también de sus propios compañeros de comisión, quienes manifiestan permanentemente su disconformismo con su desempeño, y por sobre todas las cosas, con el de su hija Graciela, la figura más cuestionada en este último tiempo.

Pero no solo se trata de rumores, hace algunas semanas se sumaron dos nombres a la lista de renunciantes a la CD: el Secretario General Federico Ayllón y el Revisor de Cuentas Andrés Scabuzzo. Ambos alegaron diferencias con el presidente en medio de la polémica por la realización de la fiesta por el 125 aniversario. Por su parte, quienes aún integran la Comisión han barajado la posibilidad de pedirle formalmente la renuncia a Graciela Delmar, cuestión que fue descartada por el presidente y algunos dirigentes afines a él, pero que no deja de sobrevolar los pasillos de calle 4.

Por su parte, los diferentes cuadros políticos han encabezado diversas reuniones con el fin, según sus propios dichos, de acercar ideas y proyectos que permitan al Club ponerse de pie. Algunos con experiencia en gestión dentro de Gimnasia, y otros que han encabezado diversas listas en pasadas elecciones.

Uno de los hombres que se ha manifestado por estas horas es Daniel Papasodaro, quién junto a Salvador Robustelli vienen teniendo una participación política activa dentro del Club. En declaraciones a Letra G, el ex candidato a presidente tripero acusó directamente a la hija del presidente y manifestó que "hoy lo que tiene gas es el buffet. Los vestuarios no los pudimos hacer porque Graciela Delmar tiene otro proyecto", haciendo referencia a las obras de gas llevadas a cabo en el predio de Estancia Chica costeadas de su bolisllo.

Sin embargo, cabe hacerse algunas preguntas en este sentido ¿Papasodaro no conocía el proyecto de la CD cuando decidió encabezar las obras? De no ser así, parece desprolijo haberse comprometido con alguien que no lo representaba e incluso ponía en riesgo su plan. Por otra parte ¿Es descabellada la idea de que una integrante de la dirigencia actual tenga un proyecto distinto al de un candidato opositor? La respuesta lógica sería que no, pero el personaje en sí mismo (G. Delmar) parece encerrar otras cuestiones. Dicho proyecto, según manifiestan sus propios compañeros de CD, pertenece solo a Graciela Delmar y no los representa. Cabría preguntarse aquí quién tiene el poder real en Gimnasia para tomar las decisiones y hasta qué medida la idea de Club que se planteó en las elecciones, en la cual ganó una lista integrada por 33 personas, se está llevando actualmente a cabo.

Han surgido otras voces en estos días vinculadas a la esfera política tripera. El ex presidente José Muñoz se refirió a la posibilidad de ayudar junto a un grupo de socios desde afuera y dijo: “no van a colaborar, los valores son muy importantes, vemos que está deteriorada la institución. Es voluntad de Dios el destino de Gimnasia”. Aquí nuevamente se pone en juego el modelo de Club. Mistisismos de lado, sería interesante cuestionarse si realmente la solución para el actual problema institucional es una importante inyección de dinero que, sin dudas, serviría para saldar gran parte de la deuda, pero no generaría un cambio estructural.

No es llamativa la postura de Muñoz, quién durante su gestión privilegió el manejo de la caja por sobre los aspectos políticos e integrales de Gimnasia como un Club con deportes, más allá del fútbol. Pese a esto, su mandato no mejoró la situación económica e incluso logró aumentar la deuda histórica, siendo una de las etapas clave para entender el presente.

Otro de los actores políticos que se involucró en la discusión fue Gabriel Pellegrino, candidato en 2007 a presidente de Gimnasia y pre-candidato en las últimas elecciones, de las cuales decidió no participar a último momento. Al ser consultado con respecto a la posibilidad de colaborar externamente manifestó: “Ya lo hicimos hasta hace poquito (…) No coincidimos de qué manera gestionar la ayuda. No hay plan, no tiene ningún tipo de plan, como tampoco lo tuvo en su momento. No es el dinero el problema sino qué se va a hacer con el club”.

Es importante recordar que a principios de esta temporada un grupo afín a Pellegrino se sumó a trabajar en el Club en materia futbolística. Allí, al parecer, esta misma dirigencia sí tenía un plan y también se sabía qué se iba a hacer con el Club. En ese período Gimnasia trajo a Ingrao como entrenador y a Darío Tempesta como Coordinador General o “manager”, ambos renunciantes a su cargo por mal desmpeño, y una serie de refuerzos de los cuales pocos “sobreviven” en el equipo titular (Macaluso, Goux y Choy). Cuando debió hacerlo, este grupo no se presentó ante los comicios, cuando pudo colaborar, lo hizo inmerso en polémicas y se retiró rápidamente. Ahora, se habla de la falta de un plan, como si nada hubiera pasado en el Club durante el útlimo año.

Gimnasia vive momentos decisivos, o cambia el rumbo o naufraga. La deuda ecónomica e institucional incrementa día a día, los compromisos son cada vez mayores y las respuestas cada vez menos efectivas. Graciela Delmar, por su parte, manifestó en las últimas horas “no tengo por qué irme, creo que he hecho lo mejor por el club”, reafirmando la idea de los nombres por sobre los procesos. Pese a ser la apuntada por todos y saber que su salida podría darle aire a su padre, la postura parece inquebrantable.

El análisis del tiempo de gestión indica que no existe una política seria de conscripción de socios, las inferiores están descuidadas y se refleja en los resultados, el plantel profesional cobra mal y está súper poblado de prescindibles, algunos dirigentes ya no están convencidos de seguir y no se sabe cuándo se tocará fondo.

Pese a esto, nadie habla en sí de Gimnasia. Se cruzan acusaciones, aseguran tener recetas salvadoras e incluso auguran destintos catastróficos, pero no hay proyectos ni soluciones en la mesa. La actual conducción, que arrasó en las elecciones, nunca envió un mensaje claro a los socios. Desde que asumió el presidente, lo único que se preciben son decisiones apresuradas y sin planificación previa. La oposición se junta pero no se une, porque piensa distinto. Gimnasia debe empezar a pensar que a pesar del mistisismo, de la prepotencia y arrogancia y del “ponciopilatismo” (si se me permite el término) no existen soluciones mágicas al problema estructural que atraviesa el Club. Debe surgir una unión, pero no un amontonamiento. Con ideas claras, con objetivos comunes y por sobre todas las cosas, con un proyecto de Club a largo plazo que permita recuperar el terreno perdido.





Alejandro De Angelis

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