Gimnasia vive momentos complicados en el plano institucional, donde cada cual hace su juego y el Lobo sale perjudicado. OPINIÓN
Como en toda institución social, cada persona debe cumplir con las funciones que se le fueron asignadas. En una familia, el control lo llevan los padres, en una empresa, el jefe. Pero en un Club como Gimnasia, donde las cosas hace rato no son como deben serlo, los personajes se apropian y expropian de papeles que no les son asignados, algunos con la premisa de buscar un rédito mayor y otros, para salvarle las papas a terceros.
Un presidente que desliga preocupaciones, no cumple su rol como tal. Al contrario, se dedica pura y exclusivamente a salvar el honor de su familia, entendiendo que esto es mucho más importante que rendir cuentas a quienes lo votaron para que hoy ocupen ese lugar.
Otro de los puntos a evaluar es la condición de una vocal, Graciela Delmar. La hija del mandatario en reiteradas situaciones demostró mayor peso político que el resto de la Comisión Directiva. Dueña y señora, parece ser la segunda atrás de Delmar, y así, las cosas no funcionan. Tras varias renuncias dentro de la CD, todos los cañones apuntan a la figura de la polémica vocal, quien hace apenas unos días fue suspendida pero que ya reapareció en escena con un nuevo conflicto.
Por otro lado, la figura de Pedro Troglio representa en el ideal del hincha y socio su mayor abanderado. El entrenador durante el último semestre estuvo codo a codo con la Comisión, lugar que no le pertenece, pero del que debe hacerse cargo debido a las flojas políticas llevadas a cabo por los directivos. Cómo estará Gimnasia que un director técnico debe ser dirigente, mediador, comunicador y por último entrenador de fútbol.
Hay hermetismo en todos los aspectos del Club. Nadie dice nada y las voces y versiones corren con gran velocidad. Mal de Gimnasia desde años la de no comunicar nada, el socio se queda esperando una respuesta de los que fueron electos para ser un lazo entre ellos y la Institución, y mientras tanto el tiempo pasa y Gimnasia se lastima más y más sin que nadie haga nada.
Cada uno debe cumplir sus funciones: el presidente debe ser quien lleve las riendas de la Institución en compañía y de acuerdo con el resto de la CD y masa societaria. Aquellos personajes que le hayan hecho mal al Club deberán dar un paso al costado para siempre, sin importar relaciones familiares o personales. Gimnasia no es un kiosco donde trabaja el hermano, el primo o los hijos, es el Club de mayor convocatoria en la ciudad y debe manejarse como tal. El entrenador debe abocarse a dirigir técnicamente a sus jugadores, y el socio, que paga la cuota mes a mes, debe ser quien exija respuestas a cada uno de los movimientos que se realicen en el Club. De esta manera, el Club comenzará a encaminarse. Sin egos de por medio, sin odios ni rencores, Gimnasia debe levantarse, pero cada uno en su lugar.