Te adelantamos parte de la edición número 135 de la revista de Letra G. La podés leer también este domingo en el estadio. EDITORIAL
El Lobo ilusiona, la gente acompaña y la mesa, así servida, invita a la juerga. El domingo pasado en Parque Patricios hubo fiesta azul y blanca. Acaso la esperanza crece día a día y se fundamenta en un rendimiento colectivo que no asomaba hacía muchos años. Y el tripero, inexorablemente, se infla el pecho en cada rincón de la ciudad y habla orgulloso de su Gimnasia. Y está claro que tiene con qué: el Lobo está primero y es candidateado por propios y ajenos como el máximo aspirante a retornar a Primera División.
Cuesta una enormidad hallar flaquezas en el equipo de Troglio. Aunque es cierto que, si se busca con precisión, se las encuentra. Pero es normal: van dos fechas de treinta y ocho. Resulta muy prematuro entablar certezas. Hay quienes dan por hecho que el Lobo, al menos, se asegurará el tercer lugar en la tabla final de posiciones. Y no es un pensamiento descabellado ni mucho menos, pero hay que ir con calma. ¿Cuántas veces, por arrojar manteca al techo, nos pegamos un golpazo de la puta madre contra la pared? No levantemos la perdiz, triperos, y gocemos en silencio sin deslizar presagios que, de la noche a la mañana, podrían devenir en angustia.
Pero, ¡ojo! Está permitido ilusionarse. Tal como sucedió en la tribuna visitante de Huracán. Ésa que nos quedó chica (por vez enésima) y rebalsó de tanta pasión inexplicable ante la mirada aturdida de los quemeros de enfrente, que no entendían, que no sabían el cómo de semejante demostración de aguante.
Pero volvamos a la pelota: uno mira a los otros diecinueve equipos de la categoría y no encuentra ni uno solo que supere a Gimnasia, al menos, desde los nombres propios. Eso, y el hecho de que el Lobo ganó los dos partidos iniciales de un torneo (cosa que no sucedía desde el año 2000, cuando metimos doblete contra Chacarita y Ferro) invitan a ilusionarse sin miedos.
Por un lado eso; por el otro, lo otro. Lo que tiene que ver con cuestiones que viajan sobre rieles limítrofes al del fútbol. Lo que se ubica en el plano institucional y que con frecuencia es opacado cuando lo futbolístico anda bien. Existen rumores que hablan de sacar provecho de la buena racha y, mientras ésta se extienda, trasladar al Lobo hacia el Estadio Ciudad de La Plata para recaudar más y, así, comenzar a hacer frente a la deuda que se tiene por la llegada de los refuerzos. Por ahora, son sólo eso: rumores. Pero no hay que desviar la atención de situaciones de tal índole, pese a que, al menos desde este medio, no tenemos ninguna certeza sobre lo que pueda suceder.
Lo que sí, la atención deberá dirigirse a la Asamblea del 8 de septiembre. Allí sí, tal como sucedió el domingo pasado en Parque Patricios, el grueso de los socios tendrá que decir presente para hacerse escuchar y comprender con nitidez cuáles son los pasos a seguir de aquí en más. Estemos atentos a todos los frentes. Defendamos nuestro territorio.
