Consenso y unidad. Los socios triperos concurrirán a las urnas y tendrán para elegir entre dos listas. EDITORIAL.
En demasiadas oportunidades escuchamos hablar de la necesidad imperiosa de gestar en Gimnasia consenso y unidad para seguir adelante. Dos términos positivos, constructivos y optimistas para mantener siempre el armado de una institución coherente y fuerte en el marco de la ciudad y la Argentina (Gimnasia no es solamente un Club de fútbol).
Sin embargo, el unipartidismo tampoco resulta una opción válida, o al menos, creíble. Sería muy ingenuo pensar que un proyecto político responde y representa a la totalidad de los socios gimnasistas. En este sentido, la unidad electoral no es posible. Eso es una excelente noticia para el electorado porque obliga a pensar en profundidad las propuestas y luego a evaluar la calidad de las gestiones, como así también el rol opositor de quienes forman parte de ese núcleo mientras no son gobierno.
El consenso y la unidad son palabras tramposas. Palabras que engañan y no siempre contribuyen a la vida política del Club. Por supuesto que esto no significa que Gimnasia deba permanecer en un caos interno donde un grupo intente sostener gestiones, mientras otro apuesta a destruirlas. Eso no es oposición, sino simplemente ambición, maltrato y oportunismo.
Tener la posibilidad de elegir tampoco debe traducirse a la presentación de diez listas que generen una fragmentación y la dispersión de los votantes. Pero hay que tener en cuenta que el hincha de Gimnasia merece y tiene el derecho de encontrar opciones serias, sólidas, bien constituidas y que perduren en el tiempo más allá de los resultados que obtengan.
Hoy el clima electoral pareciera encaminarse en una interesante contienda. Por un lado, Arriba Gimnasia, oficialismo encabezado por Daniel Onofri; y por otro, el Plan Integral junto a Somos Gimnasia, la fusión liderada por Carlos Castagneto.
El dato a tener en cuenta, hasta el momento, será la ausencia de Papasodaro en los comicios. Alguien que insistió en reiteradas ocasiones con salir a dar pelea por la conducción del Club y, sorpresivamente, se bajó de la contienda.
Todavía restan días que dejarán algunas precisiones más, aunque el mapa político de Gimnasia sigue formulándose dentro de marcos lógicos. De ser así, se pondrán en juego dos modelos, dos opciones que tendrán puntos de encuentro y distancias claras.
Pase lo que pase será necesario comprender que la gesta de estos armados políticos deben seguir en la vida cotidiana del club, deben permanecer una vez realizados los números que marquen la continuidad o no del oficialismo. Así es como se construyen los verdaderos consensos: discutiendo siempre. La unidad por la unidad en si misma solamente nos deja un puñado de dudas o mentiras.
