Días intensos y de mucho debate. Tres clásicos que evidenciaron algunas grietas considerables que no hay que pasar por alto. Los triperos nos manifestamos de diversas maneras y en los diferentes ámbitos, sean virtuales o presenciales. Todos tenemos la forma de resolver los problemas pero nadie sabe cómo implementar las soluciones.OPINIÓN
Siempre decimos que con el “diario del lunes” es más fácil analizar lo ocurrido, pero permítannos hacer una salvedad. Desde Letra G Radio el lunes pasado (valga la redundancia) intuíamos que algo así podía llegar a suceder.
Estancarnos en lo sucedido el martes por la tarde-noche sería de mediocres, porque podemos plantear desde un reduccionismo triunfalista y resultadista, que si la pelota de Bou (o alguna otra) entraba sobre el final la historia no era la misma: quizás eso nos permitía pasar de fase y dejar en el camino a nuestro archirrival.
Pero la historia era la misma, la de un club con pocos recursos genuinos, que debe apelar a la enorme y eterna colaboración de los socios para poder mantener un poco la casa en orden. Pero aquellos que intentamos ver un poco más allá, notamos que la pelota de Bou en realidad no hubiese cambiado nada, porque el Futsal no tiene su cancha para Copa de Oro y debe apelar a colaboración externa de “Madrinas y Padrinos” para poder solventar los gastos; porque el Hockey debe vender anotadores y parcelas para poder cumplir el sueño del sintético; porque el Básquet debe apelar a colaboración externa y realizar fiestas para juntar fondos ante la cercanía del Torneo Federal; porque las chicas de Patín hacen bingos para juntar unos pesos y ni hablar del enorme esfuerzo que han hecho los padres del Vóley para dar una mano.
Claro, esto también forma parte del proceder de un club de arraigo popular y con un patente compromiso por parte de sus hinchas.
Todos lo hacen de corazón, porque en nuestras venas corre sangre azul y blanca y no hay resultado deportivo que lo detenga. Pero si la de Bou entraba no se hubiese generado todo este despelote y la cosa seguiría como antes, haciendo la plancha.
Ahora que la pelotita no entró todo parece desmoronarse. Desde el club no hubo una respuesta oficial de lo sucedido en el Estadio Ciudad de La Plata, sin embargo el presidente se encargó de dar notas en los principales medios para apaciguar un poco el ánimo popular.
Este no es el Gimnasia que queremos. Queremos el club que inaugura el Poli, el club cuyas disciplinas logren crecer sin desangrarse, el club que hace una derogación enorme en las torres pero que no lo vincula al pobre armado del plantel, un club que cuente con las instalaciones apropiadas para las divisiones inferiores, un club de puertas abiertas que no dude en colaborar (no en lo discursivo sino en lo económico) en las construcción de una Platea o de un Campus…un club popular.
Esta Comisión Directiva tuvo la habilidad de dejar hacer, pero eso dista mucho de hacer. La apertura para que aportes externos se acerquen (Campus, Platea, Básquet, Vóley, Hockey, Fustal) no es lo mismo que generar recursos. Basta ver el stock del Lobo Shop (bastión de ingresos) para darse cuenta.
Quienes recorremos día a día el club sabemos quiénes le ponen el pecho a las balas y quiénes no. Están los Cufré, los Pujol, los Scabuzzo, los Barreda, Vanetti, Yuma, Luque, Casamiquela, Perrino, los chicos de Prensa junto a muchos otros que se levantan y acuestan pensando en cómo mejorar las cosas. Pero solos no pueden no alcanza. Necesitan de un proyecto institucional que los avale y les permita trabajar con tranquilidad, sin hacer magia ni malabares.
Con el resultado puesto es más fácil...el sábado se empató y las aguas se calmaron.
