Una gran parte de los socios debaten de manera pasiva sin involucrarse en los problemas centrales de la institución. OPINIÓN.
En un momento donde la palabra autocrítica está en auge y quejarse es una moda, una porción mayoritaria de hinchas y socios creen que la solución a la montaña de problemas llegará desde calle 4. Durante varios años, las pruebas de la negativa a esta cuestión han quedado sobre los conocimientos de todos aquellos que recorren el club a diario.
Gimnasia camina sobre una realidad muy por debajo de ser la ideal, sin instalaciones al servicio de los socios, ni ubicaciones cómodas y dignas de ser utilizadas como carta de presentación para atraer nuevos socios, por el contrario, hasta en la amplitud de Estancia Chica cuesta encontrar un lugar ameno donde trascurrir el día.
Asimismo, en el tiempo de comunicación instantánea que nos toca vivir, donde las redes sociales se convirtieron en un libro de quejas abierto hacia todos los temas de interés, en Gimnasia parecería que los mismos Triperos intentar arreglar el “mundo” detrás de un teclado. Cientos de debates y discusiones se cruzan creyendo tener la fórmula para salir del agujero pero en un gran porcentaje todo queda ahí, sin las ganas de verdaderamente levantarse para ayudar.
Las críticas que se realizan hacía todos los rincones del club quedan obsoletas sin pensar ni hacer una autocrítica de lo que cada uno podría realizar para mejorar el presente albiazul. El pensamiento ideal indicaría que esto no debería pasar, pero la realidad es sumamente distinta. Hoy no alcanza con criticar, asistir a la cancha, difundir los colores por la ciudad y/o discutir en un asado entre Triperos, Gimnasia necesita una mano de todos.
Los lugares para ayudar están, o bien podrían ser creados, como es el caso de “Por y Para el Bosque”. Un espacio de trabajo que ojalá no existiera, lo cual indicaría que no habría necesidad y solo sería un grupo Tripero de amigos, pero en sus hombros tienen horas de trabajo sin interés político y defendiendo gran parte del patrimonio. Como ellos, Gimnasia hoy necesita en cada uno de sus rincones (sedes).
Ya sabemos de billeteras grandes, peces gordos diciendo traer la salvación y tantos otros que tras las elecciones se borran con el codo. Lo esencial está en el socio, y lo fundamental en entender que Gimnasia no dura solo noventa minutos de fútbol.
