Quedan pocas fechas para la finalización de un campeonato donde Gimnasia ha mostrado puntos altos y bajos pero que, en definitiva, lo hicieron transitar por un terreno de cierta base futbolística que debiera aprovecharse de cara al futuro, sabiendo que la única misión es hacer crecer en serio a esta institución enorme. EDITORIAL.
La salida de Pedro Troglio no debió haber sido el escape a los problemas de arrastre que a esta altura ya son estructurales, sin embargo, la llegada de Alfaro abrió otras perspectivas que habrá que tratar de capitalizar.
El flamante técnico del Lobo ya ha mencionado en más de una ocasión el potencial institucional que conserva este club y en este sentido también invita a recordar las opiniones de varios entrenadores que supieron ver cuáles son los horizontes posibles en Gimnasia. Es verdad: hay muchísimo por hacer y los errores son tan obvios como reiterados, aunque es innegable la capacidad de crecimiento que puede tener esta institución. Gimnasia es sin duda un gigante dormido.
Esta vez el Lobo finalizará un campeonato y deberá sentar las bases de su futuro a corto y mediano plazo en lo deportivo, y estará en Alfaro y su concepción (guste o no guste) definir un camino posible. El técnico trazará un lineamiento de incorporaciones, continuará mirando lo mejor de las divisiones inferiores y tendrá que establecer algunos pergaminos que duren en el tiempo. Es decir, necesitará respuestas institucionales sólidas que nos pongan en un lugar competitivo.
Estos partidos que quedan por delante son parte, calculamos, de un profundo diagnóstico que ya ha determinado que las posibilidades de salir adelante son concretas y habrá que empezar a redefinir las posturas históricas respecto al concepto de oportunidad. Hay que saber ante todo que las oportunidades no son, exclusivamente, un producto del azar ni obra del destino, sino parte de una búsqueda insistente que tiene que tener la suficiente coherencia interna para que puedan concretarse.
Hoy al camino del Lobo lo conduce una dirigencia que deberá afilar su funcionamiento para marcar el progreso, también están presentes muchos y variados actores que tendrán que seguir trabajando y también (¿por qué no?) convertirse en propuestas electorales ciertas y fuertes para el futuro. Además hoy el Lobo cuenta de un cuerpo técnico al cual hay que confiarle los resultados de este primer paneo que está haciendo y los objetivos que planificará en el aquí y ahora.
Hay mucho por resolver y también varios aspectos para pulir. Cada uno concentrado y dando todo desde el lugar que le toque, siempre sabiendo que la única misión es hacer crecer en serio a esta institución enorme.