En poco más de dos horas (finalmente comenzó la venta pasadas las 8.00) se terminaron las generales para el clásico del domingo. La organización no fue la adecuada y la policía se vio desbordada por la multitud. La gente va por las plateas que quedan.
Desde temprano el Bosque transmitía la imagen de un día de partido. Mucha gente dando vueltas, gran expectativa entre los hinchas y una fila de Triperos que llegaba hasta la avenida 60, pasando por el portón de ingreso a la tribuna del Bosque .
Los organizadores, al ver tanta demanda de entradas, decidieron largar con la venta un poco antes de lo previsto, para agilizar un trámite que resultó muy complicado en todo momento.
En el medio, los problemas de siempre, mucha gente para pocas entradas y un accionar policial ineficiente que demostró, como siempre, la improvisación como principal herramienta.
Por eso, ante tanta ansiedad de los hinchas, se ubicaron las vallas en lugares equivocados, no se controlaron situaciones habituales en estas ocasiones, como los colados, los oportunistas que ni siquiera estaban para sacar las entradas, la organización de la fila, del tránsito y demás cuestiones que atañan a la fuerza de seguridad. ¿El recurso para remediar tanta inoperancia? Tiros al aire, aprietes con caballos, insultos, empujones, etc.
Pero bueno. Así estamos. Los hinchas de Gimnasia agotaron las entradas enseguida y sólo queda un puñado de plateas que correrá la misma suerte.
El domingo la hinchada será una fiesta como siempre y el objetivo de todos también coincidirá. Hay que ganar a cualquier precio. Gimnasia debe recuperar su protagonismo futbolístico en los clásicos y más ahora, que está tan necesitado de puntos.
