Gimnasia profundizó su mal momento y cayó 0-3 en el Bosque ante un River implacable. El equipo de Marcelo Gallardo le hizo precio a un Lobo que, salvo en la segunda mitad del primer tiempo, se arrastró por la cancha. Con desempeños individuales muy por debajo de lo esperado, sólo unos pocos se salvaron. Van cinco derrotas en fila. ¿Cómo se sale de ésta?
Se notó mucho la diferencia entre el mejor equipo del país y este Gimnasia malherido, que arrastra dificultades por doquier y una racha adversa de cinco derrotas consecutivas.
River le hizo precio al Lobo en el Bosque. Fue un 0-3 contundente, sin objeciones. Porque de entrada nomás, los de Marcelo Gallardo dejaron en claro que iban a llevarse por delante al conjunto dirigido por la dupla interina Martini-Messera. Razones obvias: mientras Gimnasia anda a la deriva y pide a gritos que termine la temporada, River se posiciona firme en todos los planos en los que compite.
Lo mejor del Lobo estuvo en el despliegue, amor propio y vergüenza deportiva de Fito Rinaudo. Y claro, otra vez, estuvo en la irreverencia y buen pie de Brahian Alemán. Al uruguayo hay que hacerle un contrato por varios años y otorgarle el mando del equipo. Alemán guapea, trata la pelota con exquisitez y les falta el respeto a los rivales. Un perfil de futbolista que cualquiera quisiera tener. ¡Cuídenlo! Y después, hay que destacar la buena tarea del pibe Ezequiel Bonifacio. Por el sector derecho, el jugador relegado en forma inexplicable por Gustavo Alfaro generó más peligro en 90 minutos que Facundo Oreja en todo un año.
El Tripero tuvo su momento de lucidez. Fue en el último tramo del primer tiempo. Allí asomó sus narices de cara a Batalla, que se mostró seguro para contener alguna que otra embestida de riesgo. Por lo demás, el Lobo sucumbió en una anarquía futbolística.
Es cierto que River no es un buen parámetro para conocer bien en qué lugar está parado Gimnasia. Es que el Millonario está a años luz de distancia. Tiene el funcionamiento más aceitado del fútbol argentino: muestra solidez abajo, es pura eficacia en el medio y te mata adelante. Te descuartiza sin piedad. Perder, en los papeles previos, era lo esperable.
Ahora bien: tras cinco derrotas al hilo ante cinco equipos de grueso calibre, es hora de decir basta. Gimnasia tiene que haber tocado fondo esta noche. Sí o sí. Gimnasia tiene que separar los tantos, determinar qué es lo que sirve de lo que hay, y proyectar a futuro.
Driussi la mandó a guardar tras una jugada colectiva impecable en los albores del partido. Después, cuando madrugaba el segundo tiempo, Gonzalo Martínez sacó a pasear a Lucas Licht y dejó sin chances a Martín Arias. Más tarde, promediando el complemento, Auzqui entró solo por el medio y liquidó el pleito.
Pese a que Martini dijo lo contrario en rueda de prensa, hay varios que piden, al menos, un descanso. ¿Es fructuoso seguir apostando a un nueve que no hace goles? ¿Cuál es la función de Faravelli? ¿El capitán no otorga demasiadas ventajas en su andarivel? Hoy dio la sensación de que Gimnasia es un equipo diseñado para cerrarse abajo y ver qué pasa. Y que cuando intenta otra cosa, se convierte en un flan defensivo. ¿Alfaro tenía razón cuando arriesgaba menos de lo que el hincha esperaba? Difícil saberlo, porque River no es parámetro. Pero Colón, en Santa Fe, será otra historia. El calendario marca que el sábado a las 14 el Lobo tendrá que rendir el primer examen crucial de la era post Alfaro.
