Como una estampita guardada en la billetera, como un santuario al costado de la ruta, el jugador se convierte en mito en otro receso de invierno. Cada cual lo utiliza como quiere. El tratamiento mediático pecó, el baile siguió, pero el santafesino es tripero.
Pasó un año de la venta de Rinaudo al Real Madrid (acceder a la ironía) para que la historia se repita. Lo que algunos medios televisivos llaman “novela”, no es más que estrategias de representantes, dirigentes y empresarios en la lucha de sus intereses.
Esto implica dilatar los tiempos, generar incertidumbre y hablar con periodistas / twitteros / diarios digitales para que instalen noticias sin prueba. Así la incertidumbre se convierte en dinero para esos pocos que lucran con la pasión popular.
Son los mismos que endulzan de adjetivos a jugadores del montón que necesitan instalarse en el mercado. Deportistas con ilusiones que los suben al caballo del exitismo para un sueño de promesas lejos, bien lejos de Argentina… en un contexto donde en los clubes no se educa para durar, sino para ser vendido. O descartado… como Chirola, que es Gimnasia.
Volviendo a Rinaudo, la primicia tal vez deja más seguidores, visibilidad o reconocimiento. El periodista sentencia un hecho por un contacto, se siente monopolizador del relato, poseedor de la ansiedad ajena. Pero esa data es tan peligrosa que se hunde cuando falla.
En esta ocasión, el comunicado oficial de prensa de Gimnasia decía que el mediocampista se iba a reunir con la dirigencia para acordar su situación. En paralelo, se convertía en jugador de Racing. Porque Aued se fue a Chile y dejó el enlace, porque Videla está viejo, porque Catania no cederá un euro. Si, Rinaudo ya cenaba con Blanco, el cilindro preparaba su foto, los diarios buscaban el título que ilusione a los de Avellaneda.
Encima, pasaban los días y no había espacio que llenar, en tiempos donde los clubes se transforman en meros refuerzos o salidas como un trueque en una feria. No importan otros deportes, las acciones culturales o sociales.
Por otro lado, hay que decir que son momentos de poca transparencia, aunque algún hincha siente que una venta de un jugador le arregla un mueble roto, le paga el gas en invierno o le carga la SUBE. “Chiringuito se fue al Penseri de Qatar. La operación se cerró en 4 millones de euros”, dice la solapa, que deviene foto con risa grande, agradecimientos y demagogia. Los miles de dólares tal vez van a sueldos, por ahí a una obra necesaria, o se destinan a comprar otras piernas. Pero rara vez llega a difusión pública.
En positivo, algunos piensan que Gimnasia por un ratito se olvidó de ser la hormiga ante el elefante, el débil frente al fuerte. Levantó la pera, exprimió piedras y le dijo a su columna vertebral que no se vaya.
