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Fútbol

01-11-2017

Rompecabezas

Soso deja en claro que cada partido es distinto, por ende no hay repeticiones tácticas en tanto con el rival se produce la dialéctica. Análisis del partido ante Vélez después de la conferencia.

“Se ha creado un nuevo hábito: el interés por el arte del juego, debe subordinarse al interés por el mero resultado, coincidiendo así con las necesidades económicas de la institución”.
Juan José Sebrelli.

La frase futbolera de “equipo que gana no se toca” se puede aplicar en este Gimnasia, en la medida que el partido lo solicite. Con Vélez se eligió poner línea de cuatro en el fondo, y eso no provocó necesariamente ser más defensivos. Oreja y Licht supieron llegar cuando el partido lo pedía. “El equipo jugó con línea de cuatro, asumimos el riesgo de quedar en varios tramos mano a mano respecto de Manuel (Guanini) y de Omar (Alderete) con los delanteros rivales”, dijo Soso en conferencia, y fueron situaciones que se dieron en el primer tiempo.

Las que no se neutralizaron provocaron un remate en el travesaño y una atajada de Alexis. Por eso en lo teórico, el partido de Lanús fue mejor: ese día no penetró por el medio del campo y la posesión de Gimnasia siempre fue ofensiva. El domingo, hubo dos fastidios del DT: el fragmento del primer tiempo que Vélez lo tenía en tres cuartos de cancha, y con el segundo remate al palo cuando el partido estaba 4 a 0.

Guanini pagó los costos contra Huracán y volvió a la zaga, ante un Coronel resentido a último momento. Colazo va, cuando funciona la estrategia. Oreja (quien jugó desgarrado) es par de Bonifacio. Si bien la continuidad tiene buena prensa, Gimnasia con esta versión no garantiza regularidad en el equipo titular, en función de priorizar los intereses colectivos.

En lo defensivo, ¿por qué Rinaudo no se lució tanto en lo visible? Porque justamente hizo ese trabajo sucio de contención: fue una garrapata. El mediocampista se posicionó por delante de los centrales para contener las ofensivas de Desábato y Domínguez. Ese es el riesgo que asume el técnico, que cuando sale bien, provoca como consecuencia la explotación ofensiva de un Faravelli paciente y pensante.

Otro punto visible fue el saque de arco: “Vélez presionó alto y organizado, por lo que impedía esa circulación que practicábamos. Utilizamos el recurso largo como ataque, por las características de Mazzola”, afirmó el técnico. Así llegó el primer gol: cinco jugadores en área enemiga con presión en tres cuartos de cancha.

La frase anterior puede deducir dos reflexiones: una, Ibañez tal vez sirva en San Martín el viernes, pero ante el Fortín no era su partido en el diseño. Otra, si bien jugó en otra posición, De Felippe no pensó en dejar a Guanini libre en la salida inicial, como lo hizo Alfaro.

Esa constante de presión en Gimnasia se mantuvo en el inicio del segundo tiempo y fue letal. Tres goles en veinte minutos, con Dibble y Alemán rompiendo líneas y claves en los mano a mano. Soso guardará los últimos dos goles como modelo para futuras charlas técnicas. Presión alta, verticalidad (a lo Troglio), juego asociado y definiciones precisas.

“Tiene imperfecciones lo nuestro, pero era una deuda interna ganar de local”, cerró Soso. El armado y rearmado es su característica, por eso no hay certezas tácticas ante Chacarita y Patronato, rivales que dan tiempo –y poco espacio, a diferencia de Vélez- para acompañar este impulso.


Santiago Giorello

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