El título refiere a una obra de la escritora Samantha San Romé y viene a colación de lo que pasó: Mariano Soso dejó de ser el entrenador del Lobo. “Quiero valorar y agradecer a los hinchas de Gimnasia por la paciencia y tolerancia hacia el proyecto”, manifestó en conferencia, pero dejó en claro que la dirigencia le modificó la idea inicial. Más allá de las miradas polarizadas entre los hinchas, el corte desnuda la realidad institucional del Club.
Son los sueños todavía, los que tiran de la gente
como un imán que los une cada día
no se trata de molinos, no se trata de quijotes
algo se templa en el alma de los hombres
una virtud que se eleva por encima de los
títulos y nombres
Gerardo Alfonso
La frase inicial la leyó Soso en conferencia este mediodía, y refiere a una de las canciones más populares escritas al Che Guevara. Fue la última conexión con la prensa, luego de más de seis meses de trabajo. La relación con cierto sector del periodismo venía tensa por medidas como la imposibilidad de ver los entrenamientos. Luego de cinco fechas convocó a periodistas para charlar en off en Estancia Chica. Fueron más de cuatro horas de debate sobre fútbol.
Entre otros temas, se hizo un repaso de la derrota contra Lanús, con disciplina táctica pero falencias que dolieron. “El peor partido fue el de Huracán, por un par de días no pude dormir”, dijo el técnico. Luego, vinieron varios huracanes. Pero ningún colega pudo objetar con fundamentos los planteos tácticos. Gimnasia apostó a ser protagonista, a herir verticalmente y potenciar jugadores clave. ¿Se logró hasta el momento? En algunos partidos. ¿Se iba en camino a eso? No se sabe. Pero la idea de confiar en un proyecto desde la novena a primera se vio obturada luego de que Pellegrino le dijera que no vendrá nadie a mejorar al plantel.
Hace días se había instalado el rumor cuando desde Chile vinieron por él. Ayer habló en soledad en conferencia y agradeció: “Me duele perder el vínculo humano”, dijo con respecto a los jugadores. “Esta comisión directiva está decidida a torcer la historia del club”, señaló, pero subrayó que no era saludable que siga en club con los recursos existentes: “Modificaron condiciones iniciales que se habían trazado”.
Soso atravesaba un bajo nivel de aprobación, con el poco crédito que tenía bajo sus espaldas por no ser del club y la campaña realizada. El fundamento dista en el revisionismo: Troglio, Garisto, Ramacciotti y Griguol, los técnicos de mejor rendimiento en puntos desde el ascenso en 1984, no se formaron en Gimnasia, más allá de que Pedro llegó “viejito” a jugar con alto nivel en el Lobo. Sanguinetti, Ingrao, Moncho Fernández –tres partidos, Morant –dos meses- y el Indio Ortiz –dos meses- no pudieron despegar desde el banco de suplentes.
¿Y ahora?
La nueva gestión técnica tendrá un proceso de trabajo desde la pretemporada, un lujo por estos tiempos que corren. Políticamente la decisión flaquea a los que conducen al club: vinieron personas que apuntaron a un modelo de juego mirando futuro.
Martini/Messera –que juegan y se conocen hace 20 años- merecen su chance, bajo esta lógica de ajuste de la dirigencia. Que no generen grandes esfuerzos económicos no implica que su nivel de trabajo sea bajo: ya tuvieron un breve paso por el plantel de primera con tres partidos ganados y tres perdidos en 2017, con la espina de perder en la Copa Argentina con un equipo inferior en presupuesto. Conocer al equipo desde su raíz y en lo cotidiano, por el trabajo en Estancia, suma. Si continúan, tendrán la espalda para tomar decisiones fuertes en un plantel acotado y desmotivado que en febrero tendrá la prueba más importante: el clásico.
Habrá que esperar (el Pampa Sosa quiere, el Colorado Sava suena) en un fin de año que refleja el momento dirigencial, que paga a tiempo a empleados, pero que cuenta como mochila: pileta cara para las barriadas, falsas promesas con las chicas del hockey, aumento de la cuota societaria, incapacidad de acelerar la construcción de la platea H, pérdida de identidad con la ida de Chirola, la impotencia para traer algún jugador de calidad y el peligro de concursar como institución… pero con énfasis para defender en medios hegemónicos la idea de prestar el estadio al rival, y el argumento del campeonato económico.
El proyecto, que no era bueno en números (en agosto anunciamos que el camino era largo) refleja lo que es Gimnasia por estos tiempos: el empuje de los socios con plata de su bolsillo o poniendo su tiempo –Platea H, Campus, torneos en Bosquecito, donaciones de sangre, cenas, fiestas para recaudar, medios partidarios que no lucran, etc- pero con dirigencias que no apuntan a una mirada largoplacista. Así, nos acercamos más a la línea de sobrevivir, y nos alejamos de la idea de soñar.