Facundo Sava cuenta con una buena imagen en el hincha tripero, gracias a sus 67 goles entre 1997 y 2002, antes de pasar al Fulham inglés. Como técnico tuvo buenas y malas, pero nunca en procesos que duraron más de un año. ¿Seguirá la línea de Soso?
El cabezazo en el minuto 90 en el clásico del 2000 aún es recordado por varias generaciones triperas. “Les hice varios goles a los pinchas, siempre me fue bien contra ellos. Recuerdo un gol mío para una victoria por 3-2 sobre la hora, que hizo explotar las tribunas. Una maravilla que justificó una nueva manera de festejar de la que mi hice adepto”, declaró Facundo Sava en la Revista el Gráfico. El recordado antifaz para festejar los goles le dio muchas alegrías a Gimnasia.
Troglio, Enría y Messera fueron sus socios triperos en la cancha. Aurelio –flamante integrante de su cuerpo técnico- fue su compañero en Gimnasia como carrilero izquierdo y destino en Europa que resultó trunco. Antes de ser goleador, el Colorado había sido defensor en Ferro (donde debutó y se retiró) y en Boca, pero Timoteo Griguol le fue encontrando la vuelta: primero lo hizo jugar de cinco, y luego de centrodelantero.
Oriundo de Ituzaingó y fanático de Racing, Sava es una persona de perfil bajo, tal vez gracias a su formación como Psicólogo Social en la escuela de Pichón Riviere (CABA). De esta manera, rompe con la lógica de que los jugadores profesionales no pueden pasar por el camino académico. En 2010 escribió el libro “Los Colores del Fútbol”, donde anotó todo lo que pudo como jugador para plasmarlo en el papel, gracias a un consejo de Timoteo en Ferro, cuando tenía 17 años. “A los 24 quise dejar el fútbol, la psicología me ayudó”, le dijo al diario La Nación.
Antes de comenzar a dirigir, invirtió en conocer a los mejores de la esfera europea para entrevistarse y ver los pormenores. Así, ha tenido encuentros con Mourinho, Bielsa, Guardiola y similares.
En sus cinco años como técnico, tuvo un mal paso en San Martín de San Juan que concluyó con cinco derrotas consecutivas. Lo mejor se dio con la racha de nueve triunfos en un Quilmes ofensivo, que lo permitió salvarse del descenso en 2015 y pelear para entrar a la Sudamericana. En Chile tuvo un paso irregular, al igual que en Unión y Racing donde nunca pudo despegar. Con Tigre fue su última experiencia en 2017, pero duró diez partidos, con seis derrotas. En total en números, ganó lo mismo que perdió y empató, pero la idea de darle vuelo a un proyecto que dure en el tiempo contará con la espalda de su pasado y el crédito de arreglarse con lo que tiene, en una pretemporada inicial sin refuerzos.
La pregunta inicial es si retomará líneas de Mariano Soso en tanto estrategias y filosofía. Sus antecedentes hablan de dos líneas de cuatro con dos puntas, aunque eso no asegura nada porque ha tenido equipos protagonistas.
Por otro lado, con su vinculación en el club, ¿Priorizará el semillero? ¿Se plantará ante los líderes en el caso de un mal rendimiento? ¿Cuáles serán los acuerdos con Pellegrino? El tiempo dirá.
