Gimnasia despachó a Rosario Central en 60 y 118 y lo venció 2 a 1 en el debut de Sava como DT. El Lobo arrancó con un alto nivel de juego, pero el descuento rosarino alteró el desarrollo. El triunfo sirve en los puntos y en lo anímico para afrontar la antesala del clásico. Bonifacio y Colazo, los goles para el primer triunfo de la era del Colo, a quien se lo vio emocionado por volver al Bosque.
Paradojas del destino, Mariano Soso solía decir que las primeras jugadas de cada tiempo eran claves para el desarrollo del partido. Pero ahora cambiaron los tiempos, y la era Sava tardó segundos para su primera alegría. En una triangulación por la derecha, el defensor/volante Bonifacio trepó en diagonal y recibió la asistencia de Faravelli –“jugó un partidazo”, dijo el DT en conferencia- para abrir un cotejo de alta intensidad.
El partido se dividió en tres tercios. El primero mostró de lo mejor de Gimnasia en el torneo, parecido al segundo tiempo con Vélez. Pases cortos y precisos, dominio del balón y profundidad.
Como consecuencia de eso, la pelota parada amplió el partido. Un córner de Brahian Alemán -que resultó pase-, le dio pie al quinto gol en el torneo de Colazo. “Si no contás jugadores de calidad, eso no funciona. En el entrenamiento lo practicamos y no salió, pero estábamos confiados en probarlo en la cancha”, sintetizó Sava al respecto.
¿Cuál fue la marca identitaria del nuevo esquema? Resulta difícil resolverlo en noventa minutos. Lo cierto es que el planteo arrancó con tres centrales que se replegaban en cinco defensores. Bonifacio cuando podía se le adelantaba veinte metros a Oreja, y volvía cuando el partido lo pedía. Sus desgastantes 60 minutos provocaron la salida, en un rendimiento alto más allá del gol, hiriendo por el sector izquierdo rosarino.
Como contracara, sorprendió la función de Rinaudo, no por su posición natural en el mediocampo, sino por su desorden a la hora de la marca. Quizá vuelva al rol que tenía con Pedro y eso le llevará algunos partidos de adaptación. Por lo pronto ya no es primera salida desde abajo –pesó el gol en contra con San Lorenzo en Salta- y el equipo no se hizo problema en salir con pelotazos desde su arco.
En la jerga futbolera se dice que el 2 a 0 es el peor resultado. Gimnasia recibió un cachetazo al minuto de haber ampliado la ventaja, con el gol de Germán Herrera cumpliendo con la ley del ex: en el Lobo jugó 16 partidos hace diez años y convirtió sólo un gol. Central lastimó con los centros cruzados y sacó virtud de la falencia del arquero tripero Alexis Martín Arias, quien no compra la filosofía de salir a cortar y prefiere el rol de atajador sobre la línea. Error conjunto con los centrales que no siguieron una segunda jugada. El partido estaba 2 a 1 y al minuto, otra jugada aérea concluyó con un cabezazo en el palo de Zampedri, que fue lo mejor de Central. Gimnasia se fue al descanso con suerte, pero con la sensación de dominio claro hasta los 30.
En la segunda parte, el Lobo lo pudo liquidar tras una contra que Niell no pudo profundizar. El Enano cumplió con creces la labor de pivot, a contramano de Dibble. El uruguayo, como dijo un colega, parece que siempre le faltan cinco para el peso. Su rapidez se confunde con las órdenes que manda la cabeza y esa descoordinación se termina observando en los desenlaces ofensivos. Ojo, cuando tuvo que relevar, lo hizo de buena manera.
En la defensa, Alderete fue lo más firme por abajo, a tal punto que se animó a tirar algún lujo en el minuto 94. En el mediocampo, Alemán dio cuenta de sus virtudes para controlar y para herir cuando se lo dispone. Pero antes, otro cabezazo en el palo de Zampedri casi altera al resultado, que terminó siendo justo porque Gimnasia supo replegarse y controlar los tiempos en los minutos finales.
Sin lesionados en el día de ayer ni con jugadores suspendidos, Gimnasia ahora piensa en sacarse el karma de no ganar de visitante el domingo desde las 17 –por ahora- en Sarandí. ¡Vamos Lobo!