Gimnasia no pierde pero aún no encuentra identidad de juego. Fueron 30 minutos muy buenos sobre 270. El clásico se sorteó a lo Alfaro, con empate donde abundó la chicana destructiva que merece pensarse en clave pedagógica. Hay que cuidar a los pibes que vienen en esta economía de ajuste. OPINIÓN
A partir de lo que fue un olvidable clásico, se comparte la idea de que los jugadores de todos los equipos deben formarse y asistir a talleres de identidad, género, medios de comunicación. Pero agrupados entre clubes, no sólo entre los mismos colores. Que Tévez puede charlar en un debate con Pratto, que Andújar se tome un mate con Alemán. En una palabra: humanizarse. Así se comenzaría un cambio cultural como el que hizo Rosario Central
días atrás.
Recomienda Jorge Valdano, cuando le preguntaron en un matutino sobre qué debe tener el deportista del futuro: “Que sea subversivo de la mejor manera. Leyendo, pensando, exprimiendo el talento, emocionando cuando escribe o cuando habla y siendo profesional en el sentido más amplio de la palabra”. Algo similar piensa el basquetbolista Pepe Sánchez en Bahía Blanca, con la flamante construcción de un polo educativo/deportivo, en una mirada que articule la disciplina con otros deseos. Pero nos fuimos a las ramas, volvamos a Gimnasia.
Facundo Sava en su oratoria nombra los partidos de pretemporada como si fueran oficiales. Los tiene en cuenta, porque se repite una tendencia en lo numérico: un triunfo y dos empates, con un gol en contra cada tres partidos.
El ex mediocampista tripero Andrés Yllana dijo que este equipo “se está curando”, y provocó varias interpretaciones. ¿Es este Gimnasia una versión madura del proceso de Soso? Aún no es tiempo para saberlo, pero sí hay algunas líneas que permiten pensarse.
A favor para el Colorado, es que al Lobo le llegan pocas veces. En términos de patrimonio, esto favorece a Alexis Martín Arias. El arquero es una carta vendible en proceso de Mundial y Durso es jugador de sub 20, por lo que asoma un reemplazo natural. Así, se generaría un proceso positivo desde que Monetti asomó en 2011, con un breve bache de Navarro / Bologna.
En términos ideales, la idea es que se genere alternativa del semillero en cada puesto, como por ejemplo el de defensor por la derecha. Facundo Oreja señaló que puede ser su último clásico. ¿Será Bonifacio el que ocupe su lugar? Por otro lado, ¿qué pasará post Licht y Rinaudo? ¿Se buscarán jugadores del ascenso, de países desconocidos, o se mirará para Estancia Chica?
Para trabajar, la parte ofensiva se piensa como consecuencia del juego. Recaer en los delanteros sería negar un proceso que contempla a once jugadores. El tema es pensar perfiles complementarios en los últimos metros y aún no hay jugadores a destacar. Niell jugó para el equipo ante Central pero no encontró rumbos claros. Dibble continúa con su no-despegue y Pereyra pelea pero no advierte gran nivel. En este ítem, hace años que se produce un proceso antagónico al de los arqueros, porque desde Sosa/ Alonso/ Sava que no hay potencial arriba. El uruguayo Vargas sería una excepción, y su coterráneo Silva no encontró una etapa buena en el Club.
Pero estas últimas líneas de falencia en el gol serían borradas si el mediocampo se potencia. Aún no se ven grandes asociaciones entre Alemán y Faravelli para lastimar en colectivo. Si bien muestra imprecisiones, recaer en el rosarino sería simplificar la cuestión. Colazo está en etapa de transición de posición hasta que vuelva Licht, y Fito es la marca. Es que esta idea de cuidar lo propio quita responsabilidades agresivas. Agustín Bolivar es una carta a un mediano plazo, y el deseo de Lautaro Chávez debe cuidarse con bisturí.
En síntesis, en lo numérico Sava no pierde, aunque en un juego de deseos, juntaríamos lo defensivo en proceso Alfaro y el ataque de Soso. ¿Será posible esa combinación para generar una identidad que trascienda los nombres? Los puntos que vienen parecen ingenuos pero serán importantes en la delgada línea entre la Sudamericana 2019 y la tabla que nadie quiere mirar.