Gimnasia, con equipo plagado de pibes, fue superior a Boca en el Bosque y se quedó con un punto ante el campeón del fútbol argentino. El Lobo dominó el trámite y pudo empatarlo dos veces después de que dos errores en defensa le permitieran al Xeneize adelantarse en el marcador. Bien por los dirigidos por el Indio Ortíz, que dejaron todo y demostraron que se puede.
Garra y corazón. Eso puso Gimnasia en la jornada de hoy en el Bosque, que puso a Boca contra las cuerdas y mereció más que el empate.
El Indio Ortíz apostó otra vez a los pibes y volvió a sembrar esperanza de cara al futuro. No le tembló el pulso para sacar de los 11 a Oreja y a Alemán (en sus lugares jugaron Bonifacio y Faravelli) y su equipo supo cómo jugarle de igual a igual al campeón del fútbol argentino e incluso superarlo en el trámite del juego.
El Lobo fue un conjunto inteligente, ordenado y dinámico. Cuando no tuvo la pelota mordió bien arriba, y cuando se adueñó de ella buscó manejarla con criterio y ser explosivo arriba. Eso lo consiguió de la mano del chico Matías Gómez, que anduvo endiablado por todo el frente de ataque, y de Nicolás Dibble, que volvió a mostrar su mejor nivel. A ellos se sumaron dos laterales con un ida y vuelta notorio: Matías Melluso y Ezequiel Bonifacio fueron piezas claves en el armado tripero.
Pese a que el Lobo dominó las acciones, se sabe que Boca tiene la jerarquía suficiente como para golpear en los momentos más inesperados. Por eso no sorprendió que a los 13 minutos de juego Ábila ganó de arriba y se la bajó a Pablo Pérez, que con suma tranquilidad la dominó y dejó sin chances a Martín Arias.
Lejos de apichonarse, Gimnasia mantuvo su postura agresiva. Y gracias a eso arribó el empate a los 33, cuando Melluso mandó un buscapié al área de Rossi y Colazo emergió por atrás de todos para enviarla a la red.
El segundo tiempo fue un calco del primero. Boca se abrazó a la especulación mientras Gimnasia asumió el rol protagónico del encuentro. Y como en la etapa inicial, el Xeneize pegó primero. Ábila aprovechó un error inadmisible de Coronel y definió mano a mano ante Martín Arias.
Con el 1-2, el Indio mandó a la cancha a Brahian Alemán. El uruguayo se hizo el conductor del Lobo y puso el empate a los 38 con un zapatazo de larga distancia que se desvió en Magallán.
Sin mucho tiempo por delante, Gimnasia fue en busca de la victoria ante un Boca decidido a replegarse y salvaguardar el empate, que le servía para coronarse campeón. Y el lobo tuvo una más sí, antes de que el correcto Tello pitara el final: Licht, que había ingresado minutos antes, la envió a la olla y Contín no llegó a conectar por poco.
Si bien queda la sensación de picardía porque se pudo haber ganado, el empate no cae mal. Sobre todo en este momento en el que Gimnasia está urgido de sumar unidades como sea. Y qué mejor forma que hacerlo ante el puntero.
El lunes será la última función del Lobo en la Superliga, cuando reciba a Newells en el Bosque. Allí tendrá la chance de despedirse con una victoria. La receta, estos jugadores, ya la saben: garra y corazón.