Gimnasia tocó fondo. Cayó en su casa ante un rival directo como San Martín de San Juan, sumó su tercera derrota al hilo y volvió a encender alarmas que preocupan sobremanera. Fue 0-2 en un partido en el que el Lobo hizo todo mal y donde, otra vez, se arrastró por la cancha. Se viene River por duplicado y este equipo está desorbitado. No ponen huevos, no ponen nada...
San Martín de San Juan llegó al Bosque con tres derrotas consecutivas en la mochila y sumamente comprometido con la zona roja de los promedios. Era la chance perfecta para conectar un golpe al mentón de los sanjuaninos y casi casi dejarlos fuera de combate. Pero no. Gimnasia hizo todo al revés de lo que tenía que hacer y perdió un partido inadmisible en su propia casa.
Es cierto que el Lobo tuvo dos bajas sensibles de último momento. El horror de hoy evidenció que Faravelli en este equipo es una pieza más que fundamental, y que no hay ningún defensor mejor que Piovi en este plantel tan limitado. Pero no es menos cierto que, en 90 minutos y moneda, Gimnasia no logró hilvanar una sola jugada colectiva de tres cuartos en adelante. Así, difícil.
El Lobo fue un repertorio incesante de pelotazos frontales sin destino, bochornosos y de la más rudimentaria concepción futbolística. Gimnasia mostró carencias de todo tipo y color: no defendió, no atacó, no presionó, no corrió, no contragolpeó, no logró la posesión de la pelota ni por pocos segundos. Nada. Nada de nada.
En ese marco espeluznante, se puede destacar el aporte de Horacio Tijanovich, que otra vez se las arregló solito para generar algo de peligro de cara al arco de Ardente. Eso fue Gimnasia: Tijanovich. Eso, y las ganas de Maximiliano Comba, que con más ímpetu que otra cosa entendió más o menos bien cuáles eran las consignas de un partido tan trascendental. El resto, a marzo.
Cuesta comprender cómo hizo este equipo para doblegar a Boca dos veces seguidas algunas semanas atrás. Cuesta entender qué pasó en el medio para que Gimnasia, que había empezado a caracterizarse por ser un conjunto combativo, luchador y aguerrido, haya pasado a desinflarse de semejante forma.
En el último suspiro del primer tiempo Gelabert abrió la cuenta tras un contragolpe bien elaborado por la visita y donde quedó pagando la defensa tripera. Inadmisible para un equipo que, supuestamente, apuesta a lo táctico por sobre todas las cosas.
A los 12 del complemento, Guevgeozián la mandó a guardar en contra después de un cabezazo con destino a red de Grahl, que se elevó por encima de todos ante la mirada pasiva de defensores y arquero. Ese fue el pobre repertorio del pobre San Martín de San Juan, que terminó pisándola en el Bosque de acá para allá.
Se viene River por duplicado: Copa Argentina y campeonato. A esta altura, nadie sabe cómo hará el Lobo para salir airoso de semejantes duelos. De seguro, algo tiene que cambiar en la inmediatez: nombres, táctica, estrategia. Algo. Porque si Gimnasia sigue así, el destino no resulta muy difícil de predecir.
SÍNTESIS
GIMNASIA (0): Alexis Martín Arias; Facundo Oreja, Maximiliano Coronel, Germán Guiffrey y Matías Melluso; Maximiliano Comba, Fabián Rinaudo, Juan Cataldi y Matías Gómez; Horacio Tijanovich y Santiago Silva. DT: Pedro Troglio.
SAN MARTÍN (SJ) (2): Luis Ardente; Gonzalo Prósperi, Juan Mattia, Arián Pucheta y Federico Milo; Francisco Grahl, Marcos Gelabert, Matías Fissore y Claudio Mosca; Gustavo Villarruel y Pablo Palacios Alvarenga. DT: Rubén Forestello.
