Lo dijo Madelón: “el jugador que nos expulsaron lo suplantó la gente que alentó y apoyó todo el partido”.
La noche en el Bosque fue ideal para el Lobo. Ya desde el atardecer fueron apareciendo los primeros indicios de que el Lobizón iba a armar una fiesta inigualable.
La barra extendió la bandera para que la vigilancia controlo vaya uno a saber qué. Otros resurgieron entre los eucaliptos con bombos y trompetas y la tribuna se fue colmando poco a poco, sabiendo que en un día laboral la gente llega sobre la hora.
En los jardines, mientras se relojeaba la Reserva, algunos se comían un chori, otros sentados leyendo Letra G y algún que otro valiente se vacunaba contra la Rubéola. “Vacunate si sos macho” dice la campaña.
El debut de la ochava también generaba expectativa. Nade va a olvidar aquel pino que tantas batallas presenció, pero con todo el respeto que él se merece, ahora la tribuna quedó amplia e imponente.
El equipo necesita apoyo, aliento y presión para los rivales. Por eso, además de la tribuna completa, ahora otra banda se apuesta en la tribuna de 60 y con bombos, trapos, bandera gigante y mucho aliento, para seguir poniéndole mucho ritmo a los partidos, como debe ser.
En fin, ir al Bosque por estos días es sentir eso que sólo los Triperos podemos entender. Pura pasión, mucho aguante y la seguridad de que vamos a salir adelante entre todos.
El sábado próximo Avellaneda volverá a recibir a la única hinchada de la ciudad. La tribuna quedará colmada y seguramente se fortalecerá la amistad entre los hinchas del Lobo y la Academia. Eso sí, adentro de la cancha, a matarse por la camiseta y a seguir sumando.