Gimnasia se despidió de la Copa de la Superliga tras caer 1-2 ante Argentinos Juniors en el Bosque. Tras un flojo primer tiempo, el Lobo mereció mejor suerte en el complemento, pero la gran actuación del arquero rival complicó el asunto. Así, el Bicho lo liquidó con una pelota parada aislada. Silva marcó el gol tripero y la gente reconoció al equipo con aplausos. ¡Frente en alto, Tripa!
Cero reproches. Gimnasia dejó en la cancha hasta lo que no tenía. 30 minutos le bastaron al equipo de Hernán Ortiz para poner contra las cuerdas al durísimo Argentinos Juniors de Dabove. Pero no alcanzó. No alcanzó por esas cosas del fútbol, donde el que más merece a veces no gana. Y así se dio esta vez en el Bosque.
El Lobo fue el que más mereció, sí. Porque lo que desplegó en el segundo tiempo hizo evocar a aquella espectacular remontada en cancha de Newells semanas atrás: avasalló a su rival y le pegó por todos los costados. Que el uno del Bicho, Lucas Chávez, haya sido la figura del partido, habla bien de Gimnasia.
Antes, en el primer tiempo, el Lobo había equivocado los caminos desde el arranque: la apuesta del Indio salió torcida, y a una defensa desordenada e improvisada, con Bolívar de 4 y Piovi de 3, no resultó difícil entrarle. Por eso no sorprendió tanto que a los 19 minutos de juego Mac Allister cabecera solito en el área y dejara sin chances a Martín Arias.
Dabove había leído las instrucciones mucho mejor que Ortiz. Y por eso Argentinos se impuso con autoridad en la primera mitad del pleito, donde Gimnasia solo contó con una pelota que Comba no aprovechó cuando entró en soledad por detrás de todos.
El Indio refrescó conceptos en el vestuario. Sacó a Comba (estaba amonestado, jugando mal y con demasiada intensidad) y mandó a la cancha a Mansilal. Mansilla siempre aporta algo interesante, y esta vez no fue la excepción: le dio más fútbol al equipo y tuvo el segundo gol tripero en sendas oportunidades: primero, en posición muy favorable, disparó rectyo al pecho dela arquero; después, por poquísimo no llegó a conectar una pelota bombeada de Tijanovich.
Antes que eso, el propio Tijanovich la había guapeado en el área del Bicho, había disparado cruzado y Silva la había empujado a la red tras rebote.
El Indio quemó las naves y Gimnasia fue al frente, con todo, como pudo, con claridad y decisión. Y cuando el gol estuvo al caer, Argentinos silenció a todos con una pelota parada: córner bien ejecutado, Piovi perdió la marca, Alexis no salió y Sandoval pegó el frentazo letal.
El Lobo contó con más chances de cara a Chávez y nunca se resignó, pero la bocha no quiso entrar. Entonces, pitazo final de Merlos, fin de la ilusión y aplausos y reconocimiento a los jugadores por parte del pueblo tripero.
Ahora, con mucha tranquilidad por el extenso parate, habrá que analizar cómo seguir: qué papel llevar a cabo en el mercado de pases, de qué forma y con qué nombres. Los dirigentes no pueden fallar en ese aspecto: el Lobo peleará el descenso la temporada que viene y necesita potenciar sus virtudes con refuerzos de jerarquía.