Desde temprano la banda de triperos se empezó a juntar en las esquinas platenses. San Carlos, el Carmen, Parque San Martín y Tolosa fueron algunos de los puntos neurálgicos para que se copara la tribuna visitante de la cancha de Temperley. Una familia tipo necesitó más de dos mil pesos para venir a la cancha, entre transporte y entrada.
Si bien son 30 kilómetros a Temperley, se puede llegar por autopista o por ruta 6 luego de una hora larga de viaje. El conurbano profundo muestra precios populares de alimentos básicos y las desigualdades a flor de piel con viviendas populares, cemento curtido y pintadas rústicas que te marcan el barrio caminado.
Al igual que el año pasado por Copa Argentina, los hinchas sufrieron las impericias de un operativo policial que estigmatiza y genera complicaciones en el acceso. Recién a los veinte minutos de comenzado el partido se colmó la tribuna azul y blanca con banderas y bombos.
Ricardo Rezza aflora en uno de los paredones celestes con una caricatura que resalta una frase de su autoría: “Siempre se puede un poco más”. El entrenador que supo pasar por Gimnasia es el emblema del ascenso y reconocido por su trayectoria en este estadio que cuenta con canchas de tenis y espacios de recreación para que el hincha permanezca y se apropie del espacio más allá de un partido.
En el calentamiento previo, Mussis tomó la palabra y arengó mientras hacía dupla con el Caco García, quien eligió un proyecto futbolístico por sobre lo económico. Un primer tiempo con empate puesto producto de dos equipos en formación encontró una pelota parada la apertura del marcador.
La expulsión del defensor rival en la segunda parte fragmentó el partido y el Lobo salió a buscarlo. Una similitud al partido con Newell´s en Rosario pero con un obstáculo clave: el arquero. Unsain tapó dos claves y atajó las necesarias para dejar afuera al Lobo, que deberá afrontar el año más importante desde el ascenso en 2013.
A la salida, un puestero esperaba con una centena de sándwich de milanesas. Otro vendía banderas para salvar el día nublado, que mostró la fidelidad del hincha pese a la adversidad económica. Media hora de espera hasta que desconcentren los de Varela y la idea de que el hincha visitante debe volver a los estadios.
El sábado el partido es más importante y los hinchas podrán acompañar en Lanús, otro reducto difícil que no da una alegría al pueblo tripero desde 2006. Ayer el hincha demostró que en el día del amigo la fidelidad está presente más allá del momento, por eso se merece alegrías deportivas e institucionales.
