Gimnasia sumó una nueva derrota y el margen de error se va borrando. ¿Cómo se hace para salir de esta situación? Acá, la palabra del periodista tripero Gabriel Fernández, director de La Señal Medios. OPINIÓN
Le abrimos un crédito pensando que había aprendido. Nos ilusionamos con el planteo ofrecido en Rosario, ante Newell´s sobre el filo de la temporada anterior. Pero el Indio ha vuelto a ser el técnico que, en pleno partido por el descenso, aquella tarde helada ante San Martín de San Juan, sentó en el banco a Encina y fortaleció un mediocampo destinado al empate cuando sólo era útil ganar.
La imposibilidad de diseñar el ataque cuando únicamente cabe la victoria, es el sino de Ortiz. Afrontar el cotejo de esta tarde con un solo delantero y modificar en el segundo imponiendo en su lugar a Spinelli –este sí que es un “falso nueve” literal- evidencia un desconocimiento hondo del juego en materia de ataque.
La fábula de consolidarse atrás porque se pelea el descenso apenas si contribuye a empatar o perder por un gol, lo cual no aporta en el puntaje concreto. Es el humo de los resultadistas, que sólo resulta cuando es pertinente. No en cualquier momento. ¿Eso explica la ausencia de Vargas? Sería alocado si se admitieran semejantes razones pues indicarían que, simplemente, no sabe dónde ponerlo.
Hecha esta precisión, hay que admitir otros asuntos.La gestión de la Comisión en general no toma en cuenta un dato de realce: Gimnasia no es un club con fútbol, sino un club de fútbol. Puede señalarse que jugamos sin Romero, sin Rinaudo, sin Silva, por decisión presidencial con rasgos de contaduría afutbolística. A esos jugadores que hacen la diferencia en el medio y la ofensiva, se los dejó de lado desde la institución, sin que los refuerzos equipararan el rendimiento.
Por eso no nos molestaron los insultos a la directiva, al generarse en un partido de fútbol. Y preocupa el oportunismo de tantos que dijeron SI al Indio a libro cerrado por ser hincha de Gimnasia, como si esa fuera una garantía en sí misma y hoy lo quieren despellejar. El apoyo debería estar condicionado al trabajo y los aciertos; no necesariamente a los resultados. El problema no radica específicamente en estas derrotas sino en las falencias que surgen desde el banco.
Ayala siempre fue un buen refuerzo… en tanto tuviera como doble cinco a Rinaudo. Desde el primer momento supimos que no podía con el medio juego por sí mismo. Y hoy, arriba, sacar a Velázquez cuando el equipo sólo atinaba al envío de centros para poner dos delanteros sin golpe de cabeza, implica retomar la idea de la remera de Cristo para lograr la conversión. Pero Cristo no cabecea, de tácticas ya no habla… y nuestro Diez sigue habitando el mundo árabe.
Es decir, las puteadas que se comieron el Indio y Pellegrino son merecidas, en el plano futbolístico de la primera división argentina. Seguramente no en la labor de inferiores del primero y la promoción de obras y deportes del segundo. Sabemos que muchos amigos no están de acuerdo y pretenden hacer tabula rasa absoluta. Hay cosas para charlar que nos llevan a estas conclusiones.
Bien Arias; bien Comba. Y poco más.
Terminó el tramo “sencillo” del torneo, contra rivales destartalados. De 12 puntos, apenas uno. Ahora vienen Argentinos, Rácing, Talleres y River. Agarrate.