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Fútbol

04-09-2019

TIMOTEO: AYER, HOY Y SIEMPRE

Un día como hoy, en 1936, nació en Las Palmas, Córdoba. Una palabra más que autorizada para hablar sobre el Lobo. Carlos Timoteo Griguol. El Viejo. El entrenador más sabio en la historia gimnasista. ¡Feliz cumple, Maestro!

El 29 de octubre de 1994 se calzó el buzo de director técnico tripero por primera vez y, como no podía ser de otra manera, fue con un triunfo bajo el brazo: 2 a 0 a Platense en el Bosque.

A partir de entonces un amor de ida y vuelta floreció a paso ágil entre los pasillos del Club, los árboles del Bosque y las instalaciones de Estancia Chica. Eran épocas de cambios; de cambios para bien. La campaña del Clausura ´95 fue excepcional. “Que de la mano de Timoteo todos la vuelta vamos a dar”, lanzaba a los cuatro vientos la hinchada del Lobo. Pero por aquellas cosas del destino a Gimnasia no se le dio ese año, y luego de que La 22 no dejara tribuna sin reventar, el Lobo cayó una noche fría frente a Independiente en el Bosque. Y tampoco al año siguiente, cuando aquel equipazo que dejó su marca de fuego en la historia del fútbol argentino, que ganaba, gustaba y goleaba, se quedó a centímetros de la gloria. ¡Pero qué mierda iba a importar! Si el Lobo había sido campeón moral de aquel torneo. ¿Quién nos quitaba lo bailado? ¿Quién nos quitaba las gambetas del Mellizo, la magia del Pepe Albornoz, el olfato goleador del Pampa, ese mediocampo rápido y preciso como el instinto de un lobo feroz, ese 6 a 0 al dream team bostero, y la Bombonera y los palcos nuevos y que a todo lo que viniera de frente Gimnasia le ponía el pecho con la fiereza de un licántropo?

Mientras tanto, el Viejo sabio, que se subía al tractorcito y cortaba el pasto en las canchas de Abasto, educaba a los pibes y les inculcaba valores, les marcaba el camino y los hacía crecer como futbolistas y también como personas. Así, emergía con luz propia una cantera de juveniles nunca antes vista por el mundo albiazul.

En el 1998 la historia se volvió a repetir. Esta vez, el Lobo terminó segundo detrás de Boca. A esa altura, Gimnasia ya había aprendido a codearse con los grandes del fútbol argentino. Y todo hallaba su explicación en una sola causa: la mano del Maestro Griguol, que había llevado al Lobo hacia la elite de los clubes del país. Siempre arriba, peleando campeonatos.

Todo lo que vino después tuvo, de alguna manera u otra, retazos griguolistas. El Viejo se fue en 1999 pero no tardó en emprender el regreso: un año más tarde, el 14 de julio del 2000, volvió entre los árboles del Bosque y, claro, con un triunfo: 2 a 1 sobre Racing. La segunda estadía del Viejo fue efímera y duró poco más de un año.

Su tercera etapa comenzó en octubre del 2003 (obviamente con victoria incluida: 1 a 0 ante Independiente) y se extendió poco menos de un año: en junio del 2004 Timoteo dijo adiós. Ya no se lo iba a volver a ver con el buzo de entrenador tripero; tampoco, rompiendo el pecho de los jugadores en la manga antes de salir a la cancha.

De la mano de Timoteo Gimnasia se había consolidado como una entidad modelo. Y cada vez que un DT se marchaba, el nombre de Griguol era una fija entre los posibles candidatos a quedarse con la vacante. Pero nunca más volvió. Al menos, a su función. Sí lo hemos visto millones de veces en la platea observando las acciones de su querido Lobo. Es que Gimnasia ya era parte esencial de su vida.

El Viejo Griguol siempre tendrá una página propia entre los libros de historia bien tripera.
Hoy Timoteo cumple 83 años. Y desde este espacio aprovechamos para saludarlo y agradecerle todo lo que hizo para que el Lobo creciera como institución. El Viejo, hermoso cascarrabias, de algún modo u otro, es papá de todos nosotros y sinónimo de Gimnasia. ¡Feliz cumpleaños, Maestro, te esperamos en el Bosque!

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