Gimnasia ganaba un duelo clave ante Patronato en el Bosque. Faltando diez minutos pudo liquidarlo, pero Barrios falló un penal y, a la jugada siguiente, la visita lo empató. Un golpe durísimo al mentón de un equipo que muestra poco en la cancha y al que se le está empezando a borrar la máxima categoría. Encima, se vienen dos partidos chivísimos como visitante: Central e Independiente.
Gimnasia agobia y genera dolor de cabeza. Asfixia, quita las ganas de todo. Desespera. Gimnasia desespera. La Primera División se le está empezando a borrar. Patronato de local: más accesible que eso no hay. Y ahí fue Gimnasia, otra vez, a dilapidar una muy buena oportunidad de acortar distancias.
Maradona y Méndez sorprendieron desde el vamos: adentro Cuadra, y Contín al margen de todo. Y el Lobo mordió de entrada y se vaticinaba una tarde feliz en el Bosque: dos minutos de juego, centro de Cuadra y cabezazo letal, con pique al suelo, de Goltz.
En el nombre por nombre, Patronato debe tener el peor plantel de todos los de Primera. Y por eso anduvo deambulando por el Bosque, esperando alguna ocasión aislada, fortuita y favorable que Gimnasia nunca le regaló. Porque Mancilla se plantó bien en la zona media y porque la defensa tripera estuvo sobria y sin deslices.
Lo que le faltó a Gimnasia fue generación de juego. Mientras Ayala, otra vez, miraba desde afuera, adentro Paradela lucía intermitente y Pérez García no daba pie con bola. ¿El mejor? Ramírez, una flecha por la punta.
Agudelo sintió el tirón y pidió el cambio cuando las agujas marcaban tan solo 18 minutos. Y entró Barrios. Y Barrios hizo lo que había hecho en los dos partidos anteriores: pivoteó más o menos bien, ganó algunas de arriba, se fajó con los defensores. Pero Barrios nunca gravitó en la zona dura del área, ahí donde los delanteros de raza brillan con luz propia.
El primer tiempo se fue dejando la certeza de que el Lobo tenía que mejorar en el segundo. Y el Lobo mejoró en el segundo: crecieron Ramírez y Paradela. Y en el mejor momento de la Perla, que sacaba a pasear a sus marcadores a capricho y deseo, un cambio insospechado: afuera Ramírez y adentro Comba, cuando el que pedía salida era Cuadra.
Comba se las ingenió para complicar y tuvo una clarísima que reventó el travesaño.
El reloj señalaba 32 minutos. A alguien se le ocurrió mandar a la cancha a Guanini en lugar de Pérez García. Gimnasia cedió terreno, plantó línea de cinco y eligió defender el 1-0 de local con Patronato.
Después vino la jugada fatal: lo bajaron a Comba en el área y Pitana pitó penal. Barrios tomó la pelota y no Goltz. Y Barrios le dio fuerte y abajo y la pelota dio en el palo y salió por la banda. En la siguiente jugada, Guanini falló de arriba, rebote que va, rebote que viene, gol de Patronado. Quedaban cinco minutos.
Reflexiones: Ayala tiene que estar, Mussis tiene que estar, Contín tiene que estar. Y Caco García en este equipo es Maradona.
La próxima parada es Rosario, el Gigante de Arroyito. Hasta allá ira Gimnasia a ver qué puede pasar. Algo está claro y es que algo tiene que cambiar. Así, con estos nombres y este sistema, la salvación es utopía.