Se cumple un año desde que Maradona aterrizó en Gimnasia. Aquella tarde de Bosque la historia cambió para siempre y el Lobo y Diego se fundieron en un abrazo eterno.
Que mirá si va a ir a Gimnasia. Que si va es por algún arreglo raro. Que está dos partidos y chau. Que va a faltar a los entrenamientos. Que no lo va a tomar en serio. Que lo manda al descenso. Los detractores de siempre, siempre al pie del cañón. Nunca concibieron que Diego Armando Maradona podía ser DT de Gimnasia y perdurar. Mucho menos que aflorara un lazo irrompible entre Diego y la gente, que hasta revalidó las credenciales de una dirigencia patocriollista para mantenerlo sentado en el banco.
Hoy se cumple un año exacto de la irrupción de Maradona en Gimnasia. Aquella tarde se produjo un hito histórico y el tablero cambió: el máximo referente del fútbol argentino volvió al ruedo en su tierra. Gimnasia lo cobijó, le dio vida, y viceversa. Amor a primera vista. El pueblo tuvo su premio y asomó un hálito de esperanza. Y los gritos y llantos de alegría y emoción y entusiasmo tronaron en lo más alto.
Ese día los diarios del mundo pusieron en tapa a Gimnasia y al artista de las jugadas más memorables de todos los tiempos. Ese día en las radios no se habló de otra cosa que no fuera del Lobo de Diego. Ese día en todos los canales las grillas subrayaron y unieron Gimnasia-Maradona. Ese día también, mientras gentíos inquietos se aglomeraban en las puertas del Bosque, el fenómeno emergió con luz propia: Maradona y el club más popular de la región se fundieron en un abrazo eterno.
Los detractores de siempre cuentan ahora que a Gimnasia lo salvó el coronavirus. Lo que no cuentan es que Gimnasia estaba a tres puntos de escapar del fondo cuando todavía quedaba un largo trecho por jugar. Es lo que hacen: manipulan información e instalan discursos. Tampoco cuentan que Maradona enderezó la nave con material escaso: mejoró el funcionamiento de un equipo que se arrastraba, le otorgó confianza y solidez a todas las líneas, potenció a pibes que estaban relegados o en el freezer y de a poco sacó a flote el asunto. De menor a mayor. Más que aprobado.
Las páginas ya están escritas y no se podrán borrar: cuando Maradona volvió a pisar suelo argentino, lo hizo en Gimnasia. Introducción, nudo y desenlace. Ladren lo que ladren los demás. Una historia que continuará.