Gimnasia cayó 1 a 0 ante Independiente en Avellaneda pese a haber sido el dominador del partido en la mayor parte del juego. El Lobo no supo cómo concretar sus ataques y lo pagó caro cuando los de Falcioni facturaron de pelota parada. Injusta recompensa para un rendimiento aceptable en cancha del Rojo. Hay que seguir.
Una síntesis de lo que fue el partido en Avellaneda: Independiente no jugó a nada y Gimnasia no supo cómo lastimarlo. Y aun así, el Rojo se quedó con tres puntos que son demasiado premio. Una lástima.
El Lobo ciertamente mantuvo el libreto de los dos primeros partidos de la Copa de la Liga, pero esta vez no le alcanzó. No le alcanzó porque falló en la zona más importante de todas, que es la de ataque. Allí, por A o por B, el Tripero nunca encontró los caminos.
Acaso por eso se dio lo que algún pesimista imaginaba: promediando el complemento Insaurralde le dio de cabeza en pelota parada, la bola dio en el palo y luego, sobre el límite del offside, la empujó Romero. 1 a 0 para los de Avellaneda y a otra cosa. Todo muy Falcioni.
El Lobo fue al frente, siempre con Alemán como estandarte, pero no pudo. No pudo porque Ramírez se perdió varias; porque Contín le dio apenas desviado en las suyas; porque Carbonero nunca resuelve bien en las decisivas; porque Weigandt no tuvo puntería cuando se filtró por la derecha, y porque el arquero del Diablo tuvo una linda noche.
Un párrafo aparte para poner sobre el tapate el tema del plantel. ¿Es corto? Sí. No hay dudas: se lesionó Coronel y en su lugar ingresó un lateral derecho como Morales. Y más tarde Comba, que hace poco fue dado a préstamo a un equipo de dos categorías más abajo, fue uno de los cambios que introdujeron Marini y Messera. Y faltó Mancilla y hoy quedó al desnudo la certeza de que no tiene recambio.
La dupla técnica hace lo que puede. Mucho más de lo que muchos otros podrían hacer con un plantel sin recambio. Pero ya está. Las cartas están echadas. Lo bueno es que Gimnasia sabe a lo que juega y que, siguiendo esta línea, tiene altas posibilidades de salir airoso de este asunto.