Gimnasia tenía que ganar y ganó: superó 2 a 0 a Atlético Tucumán en el Bosque y así potenció los empates conseguidos en las fechas anteriores y no les pierde pisada a los que lideran la tabla. Weigandt abrió la cuenta y lo liquidó Carbonero. Gran presentación del Tripero, que fue superior a su rival de inicio a fin.
Con autoridad y contundencia. Así le ganó esta tarde Gimnasia a Atlético Tucumán en el Bosque y se reencontró con una victoria necesaria para no perderles pisada a los que están arriba.
El Lobo fue dueño del partido de principio a fin y casi que no pasó sobresaltos. Con un esquema ya reconocible y un equipo que se sacrifica en todas las líneas para doblegar a los rivales, Gimnasia se hizo fuerte en su casa y abrochó un triunfo que magnifica los empates conseguidos en las fechas anteriores.
Lo mejor del conjunto de Martini y Messera estuvo en el desequilibrio constante de Johan Carbonero: el colombiano hizo un lío bárbaro el costado izquierdo y fue la principal carta de ataque albiazul.
A través de ese sector llegó la apertura del marcador, cuando Alemán la envió a la olla y Weigandt la mandó a guardar con cierta complicidad de Luchetti.
Después, en el complemento, Gimnasia lo liquidó: Barrios recibió libre, metió el centro atrás y Carbonero solamente tuvo que empujarla.
El Lobo tenía que ganar y ganó: jugando bien, aferrándose a su libreto de presión constante e inteligente y siendo eficaz en ataque. Y también abajo, claro, porque la dupla Morales-Guiffrey se mostró más sólida que nunca.
Ahora se viene el choque del martes por Copa Argentina, en cancha de Temperley y ante Dock Sud. Gimnasia va por buen camino y buscará el pase a los 8avos de final de la competencia.