La dupla comprendió la consigna: ir a buscar el partido de entrada en Avellaneda era suicidio. Por eso Gimnasia salió al Cilindro con un 5-4-1. Martini y Messera acomodaron las piezas de manera lógica y se trajeron en el bolsillo un punto que vale.
Ítems para destacar, varios. Uno: el Lobo mejoró notablemente la producción de la primera fecha. Lo hizo en todas las líneas, aunque la deuda sigue siendo en ofensiva. Dos: Insaurralde confirmó lo que muchos notaron en su debut ante Platense: que es un futbolista por demás interesante y eficaz, con muy buena técnica y un gran despliegue. Así como está, titular sin discusión. Tres: Miranda tiene que estar siempre. Cuatro: Coronel, con oficio, es más que cualquier otro en defensa. Cinco: Pérez García contribuye al equipo muchísimo más que Alemán.
Gimnasia se las arregló en Avellaneda mientras espera al Pulga, a Carbonero y a Ramírez. Plantó un esquema inteligente, cedió la pelota y apostó a la salida rápida, a la pelota parada y al choque. Le clausuró los circuitos a la Academia y controló el partido sin tener la pelota.
¿Jugadas claras de gol? Una sola, cuando a mitad de la segunda parte Coronel se convirtió en héroe y salvó literalmente en la línea. El Lobo no mostró mucho repertorio en ataque. Eso sí, uno que entró bien fue Alexis Domínguez: la aguantó bien y siempre se las puso difícil a los defensores. Y le hicieron un penal que el incipiente referí Leandro Rey Hilfer pitó fuera del área.
Síntesis: bien por el Lobo, que tuvo actitud y atino futbolístico para defender la idea de la dupla e imponer su libreto. El empate valdrá muchísimo más si el jueves vence al Canalla en el Bosque.