Otra buena presentación de Gimnasia y otra derrota inmerecida. Otra vez en 25 y 32, ese reducto frío que siempre trae malas noticias. El Lobo no pudo con Banfield y perdió un partido que tenía que ganar como sea para meterse de lleno en la lucha por clasificar a la Copa Sudamericana.
Fue bueno lo del elenco de Gorosito, sobre todo en el primer tiempo. Ahí sí que no hubo discusión: Gimnasia menjó los hilos a capricho y deseo. Y generó varias clarísimas que por A o por B se concretaron con la bocha adentro del arco. Así, Carbonero falló un mano a mano al minuto de juego, Miranda rompió el palo derecho del arquero y Morales se lo perdió con un disparo en el área chica.
El Lobo fue más que el Taladro, de eso no hay dudas. Pero pagó caro fallar tanto en área rival. Y cuando el Pulga, cerca de los 15 del complemento, le dio de zurda y la pelota impactó de lleno en el palo, recorrió toda la línea y salió, en el sentir tripero ya asomaban conclusiones: la suerte había determinado que Gimnasia no tenía que ganar hoy. Y mucho mpás cuando Abal no sancionó una clarísima mano de Cuero en un tiro libre del tucumano.
Pero no solo que no ganó, sino que lo perdió en la segunda clara que generó Banfield. La primera fue un cabezazo que Lollo estrelló en el palo de Rey. Y después Enrique, posterior descuido de Morales, adelantó a su equipo. Ah, el atacante estaba en offside, pero el línea dormía una siesta.
El Lobo extrañó a Alemán, es cierto, aunque la tarea de Miranda fue muy buena. Y fue muy bueno el balance general. El Lobo se quedó sin argumentos promediando el segundo tiempo y Banfield lo aprovechó.
Una lástima porque se trataba del partido a ganar para seguir creciendo desde lo numérico. Hoy, igual, volvió a crecer desde el concepto que propone Pipo. Hay que seguir.
