Juan Cuevas le dio el triunfo al Lobo en Mar del Plata con un golazo. La frutilla del postre fue ayer: nació Pilar, su hija.
Juan Ezequiel Cuevas es oriundo de Coronel Pringles y está pasando por grandes momentos en su vida: el sábado sacó un zurdazo inapelable que le dio el triunfo a Gimnasia frente a Independiente y el lunes fue papá de Pilar.
La nena nació el lunes por la tarde y pesó 3,600 kilos para la alegría de él y su madre, María, con quien comparte la vida desde hace más de dos años. Además, y como no podía ser de otra manera, Pilar es socia de Gimnasia al minuto de nacer.
Hace ya seis temporadas que Cuevas se instaló en La Plata para probar suerte en el Lobo. Jugador categoría 88, llegó con edad de Octava División y muchos sueños por cumplir. Cuando todavía era un purrete, en el 2006, con Pedro Troglio como entrenador, llegó el ansiado debut en Primera.
Y allí se marcó a fuego en los hinchas, en una remontada impresionante de aquel equipo en el Coloso del Parque Independencia. El Lobo perdía 2 a 0 y Troglio decidió mandar a la cancha a un chiquitito habilidoso de las inferiores. Cuevas fue figura del cotejo y Gimnasia terminó ganando 3 a 2.
Semejante debut hizo que los hinchas lo pidieran más y empezó a ser titular con mayor asiduidad. Quizás el fatídico clásico de fines de aquel año lo hizo perder terreno, aunque de todos los que estuvieron presentes allí, fue el que terminó saliendo más ileso.
Perdió oportunidades. Y con el Topo Sanguinetti volvió a ser titular. Pero no rindió como se esperaba y los malos resultados hicieron que el técnico decida empezar a rotar nombres.
Con la llegada de Leo Madelón no tuvo lugar en los primeros partidos, pero su esfuerzo en los entrenamientos hizo que se convirtiera en una gran arma que el actual orientador Mens Sana guarda para las etapas complementarias.
Pasó por varios puestos. Con Troglio fue enlace, con Sanguinetti delantero y con Madelón mediapunta o volante por izquierda al principio y hoy por hoy es el reemplazante natural de Franco Niell, a quien le pelea el puesto constantemente.
Mientras espera su chance, Juan Cuevas no desaprovecha los minutos que tiene en cancha. El Lobo se trajo la Copa Ciudad de Mar del Plata después de su enganche, su zurdazo, el inútil vuelo de Assmann, el grito de gol y la pelota debajo de la camiseta.
Golazo dedicado a Pilar, que el lunes vino al mundo para alegría de toda la familia Cuevas.