Partidazo de Gimnasia. Los aplausos tronaron en el Bosque para este equipo que, con mayoría de pibes, despachó a Instituto y se metió en el bolsillo la primera victoria del año.
Fue contundente lo del Lobo esta tarde. Porque de entrada se llevó puesto a su rival y, con orden, actitud e inteligencia, supo cómo apoderarse del trámite del partido.
Claro que todo resultó favorable desde el inicio, porque a los 4 minutos de juego Nicolás Contín (sí, el que siempre factura pese a las críticas constantes) abrió la cuenta tras eludir al arquero visitante.
Gimnasia entonces tomó más confianza y manejó el partido casi que como quiso. Lo hizo gracias a piezas clave del tablero. Una fue Alan Sosa. El pibe, toda una bestia en la mitad del terreno, tirado por izquierda, demostró por qué muchos lo posicionan entre las principales joyitas del equipo. Y junto a él, Steimbach. El Ruso crece partido a partido y se afianza. Hoy tuvo un rendimiento categórico, como para no salir más del once de Chirola.
Morales ordenó desde el fondo. Sánchez acompañó a la perfección. La solidez defensiva fue pilar esencial para que el Tripero pudiera quedarse hoy con tres puntos necesarios.
El Lobo no tuvo mayores inconvenientes para superar a Instituto y lo liquidó en la segunda parte, cuando Sosa armó un jugadón, cedió para Enrique (otro de gran partido) y el lateral derecho le dejó el gol servidito a Ramírez.
¿Más para destacar? Sí. Mucho. Como el gran trabajo silencioso que ejecutó Bolívar en la mitad de cancha, o como la buena presencia de Durso bajo los tres palos.
Gimnasia ganó y tuvo su premio. Así, con los pibes dejando todo y con la gente alentando en las tribunas. El miércoles, por Copa Argentina, hay que revalidar lo hecho e ir por más. ¡Vamos los pibes!
