Nunca visto: a Gimnasia le robaron el partido en la cara, en su casa, de manera escandalosa. En el ocaso del encuentro ante Sarmiento, el Lobo abrió la cuenta gracias a Felipe Sánchez y, minutos más tarde, Ariel Penel lo anuló a instancias del VAR, a cargo de Diego Abal.
¿Qué pasó? Nadie sabe. Si cobraron fuera de juego en un tiro de esquina, entonces es una burrada. Si no, se trató simplemente de un acto intencional de Abal para perjudicar a Gimnasia.
Está claro: nadie se hará responsable. Ni Abal, ni Penel, ni Beligoy ni Chiqui Tapia. Nadie dirá nada ni brindará explicaciones. Todo seguirá su curso y en otra ocasión, quizás, al Lobo lo recompensen en algún partido.
Lo cierto es que el equipo de Chirola Romero laburó de gran manera un duelo complicadísimo ante Sarmiento de Junín. Tras un primer tiempo sumamente parejo, el complemento fue un repertorio albiazul constante. Gimnasia lo fue a buscar e intentó de mil formas quebrantar la defensa de la visita, con el empuje y el buen juego de los pibes, con cambios acertados de Chirola y con toda la gente alentando desde las tribunas.
Resulta difícil dar vuelta la página cuando te roban en la cara. Pero no hay otro camino: Gimnasia tiene que ponerse ya a pensar en lo que viene. Y sí, también, empezar a meter más presión en los ámbitos de arriba: en este fútbol miserable los partidos se ganan en la cancha y también en los escritorios.
