El Director Nacional de Arbitraje, Federico Beligoy, decidió echar a Diego Abal, quien estuvo a cargo del VAR el sábado pasado cuando a Gimnasia le robaron el partido ante Sarmiento en el Bosque.
Mucho se habló en la semana tras un fallo tan ridículo como inexplicable e insólito, y luego de varios días de silencio, se conoció la decisión de Beligoy tras una reunión desarrollada este miércoles en el predio de Ezeiza.
Según medios capitalinos, en dicho encuentro Beligoy “sostuvo que cualquiera se puede equivocar a la hora de dirigir, pero que no se puede desconocer el reglamento”. Y, acto seguido, “Abal asumió el error frente a todos sus colegas, le pidió perdón a su grupo de aquel encuentro (Penel, Ariel Scime y Mariana de Almeida, todos parados esta jornada) y tuvo un careo muy fuerte con Beligoy, en el que dejó en claro que no se siente respaldado por su gestión, que los vive exponiendo y que no le brinda herramientas para trabajar mejor”.
En el medio, queda la dirigencia de Gimnasia, que se mantuvo en mute desde el día del partido con Sarmiento. Nadie pataleó y, de seguro, se trató de una estrategia con algún tipo de propósito. Lo que sí, el presidente del Lobo, Mariano Cowen, dialogó días atrás con Claudio Chiqui Tapia y con el propio Beligoy.
Claro está que el partido se dio por finalizado y no se reanudará con el 1 a 0 a favor del Lobo. Mucho menos se volverá a jugar, tal como se instaló como posibilidad en los últimos días.
Quiérase o no, el despido de Abal se trata de una decisión histórica en el fútbol argentino, sobre todo en un contexto tan álgido donde las sospechas abundan fecha a fecha: VAR, fallos arbitrales, casas de apuestas deportivas, escritorios y demás.