Los triperos se preparan para la segunda mitad del torneo. Quedan 30 puntos en juego y hay que transmitirle lo mejor al equipo para salir a flote.
La gente deja todo para seguir a Gimnasia y eso también se plasma en los resultados. El sábado pasado en Santa Fe se volvió a vivir una gran fiesta de pasión incondicional y a pesar del resultado de Central al día siguiente, el hincha tripero tiene motivos para confiar en el plantel de Diego Cocca de cara al futuro.
La banda salió de La Plata a media mañana en micros, combis y autos particulares en una jornada donde el calor fue ganando terreno y donde los nervios por llegar fueron acrecentado a partir de ver el tránsito que había para cruzar Buenos Aires y las trabas que se ocasionaron en el empalme de la autopista a Rosario – Santa Fe debido a la repavimentación.
También estuvieron los que vinieron del norte y de la misma Santa Fe. Como cada vez que el Lobo juega por la zona, los triperos de Mina Clavero, Córdoba llegaron a la cancha a duras penas, con el auto casi muerto pero con la pasión intacta para alentar al Basurero. También llegaron los de San Francisco y ya en Santa fe los de Rafaela, Armstrong y otras ciudades, que junto a los de Entre Ríos acompañaron al Lobo y en particular a cada jugador oriundo de esos sitios.
De más está decir que cada minuto fue una fiesta. El viaje con las filiales ya se transformó en una procesión. Colectivos colmados, embanderados con la gloriosa azul y blanca y adentro muchas ganas de ver a Gimnasia. Algunos se ocuparon de la música, que se debatió entre Los Redondos eternos y los pibes del reggaeton y allí, donde casi siempre ganó el Indio también hubo que negociar por alguna banda nueva. Otros se ocuparon de hacer calentar las gargantas con mucho aliento tripero mientras los barman, como siempre, se prepararon unos tragos para pasar el rato. ¡Qué fiesta!
En la cancha nos juntamos todos y a pesar de que la banda llegó minutos antes del pitazo inicial, el aliento fue imponente. Hizo calor, pero no tanto. Santa Fe nos ha recibido con más de 45 grados de modo que unos 30 pasaron casi desapercibidos.
La banda no aflojó ni un segundo. Fue todo aliento y apoyo a los jugadores. Cuando se juega de visitante no se escuchan murmullos y eso hay que lograrlo en el Bosque. Se empató, se pudo ganar, pero no se dio. Hace quince días Gimnasia le había ganado a Chacarita y habían perdido todos. No se puede pretender eso en cada partido.
Cuando terminó, la sensación fue de tranquilidad ya que el equipo demostró que quiere ganar y además mostró mejorías en varios aspectos, fundamentalmente en no meterse atrás después del gol.
El regreso fue más largo. Varias paradas en las Estaciones de Servicio sirvieron para hacer pasar el tiempo pero de todas maneras se hizo largo. Los 530 km. no pasaron volando aunque los triperos ya no sufrimos las distancias.
Otra fiesta junto al Lobo. Eso es lo que más nos gusta. Por eso el domingo en el Bosque hay que continuarla. Hay que evitar ese fastidio desde el minuto uno que a veces se escucha en el Bosque y que la hinchada rápidamente anula con aliento. Hay que ser conscientes de las limitaciones del equipo y saber que cada uno de los jugadores deja todo en cada partido para salir adelante.
El que no esté dispuesto a alentar, que por estos días se quede en su casa. El que vaya a la cancha con la cabeza puesta en ganar para alcanzar al puntero que lo escuche por radio. Todos debemos saber que ganar sólo sirve para zafar del descenso, nada más. Y esto no es una imposición violenta ni arbitraria, esta es una necesidad y una súplica. Hoy Gimnasia necesita confianza, necesita apoyo durante los 90 minutos y que la gente apruebe este trabajo que tiene como primer objetivo evitar el descenso directo.