Gimnasia no logra aprovechar las situaciones desfavorable de los otros equipos, sin embargo continúa con chances por salir de todo.
Capitalizar los momentos.
Hace ya unas cuantas fechas que nos vamos de un estadio (Bosque o visitante) con un sabor amargo y una bronca bárbara porque el triunfo no llega a pesar de ser -por momentos- superiores al rival de turno.
Nos ha pasado de tener que jugar con todos los resultados (la mayoría desde hace tiempo vienen siendo favorables) puestos y en lugar de aprovechar esa situación nos obnubilamos al punto de hacer las cosas increíblemente mal.
Las estadísticas de este torneo -ahí reside gran parte de la bronca e impotencia- marcan a un Lobo con una interesante capacidad goleadora (superior a la que estábamos acostumbrados últimamente) sumado a que en la mayoría de los encuentros Gimnasia arrancó ganando.
Ahora bien, después también existen otras aterradoras estadísticas que nos muestran interesantes falencias cuyos resultados permiten ver un derroche importante de puntos.
Claro que los rivales también juegan y quieren ganar, pero por momentos se ha visto que a Gimnasia le cuesta mucho ponerse en ventaja -o convertir- y los rivales con poco logran marcar.
¿Las falencias? parece que la falta de concentración y las revoluciones al tope no otorgan confianza al jugador sino que los enceguece. No poder cerrar los partidos cuando el momento del encuentro es claramente favorable y las situaciones de gol se suceden unas tras otras sin poder llevar el balón al fondo de la red es un claro problema.
Hay jugadores que no parecen saber lo delicado del momento y es ahí donde quizás exista la principal falla de este grupo de jugadores. Es el descenso, nos quedamos o nos vamos, no hay margen de error. No creamos que esto termina en "La Pasión II" o "El día que “volvimos” a cambiar la historia". No queremos otra vez triperos al borde del infarto (otros infartados) implorando por permanecer en la primera división.
Quedan 8 fechas en poco más de un mes, ahí se termina todo, para bien o para mal. Es el momento para que la cabeza de los jugadores que salen a defender los colores les trasmita serenidad a sus pies (y manos) para poder cerrar un encuentro con triunfo y capitalizar en goles eso que se hace bien durante un partido.
Hay que aprovechar los momentos, dentro del partido y fuera del mismo cuando los resultados ajenos nos son favorables.
Jugadores, ESTO ES GIMNASIA, que juegue el que realmente quiera la camiseta y tenga el compromiso moral con aquellos que fecha a fecha dejamos todo por ver al Lobo. Estuvimos, estamos y estaremos. No nos fallen.
