Un renovado Atlético Rafaela quiere revertir la historia del año pasado. Gimnasia debe jugar concentrado y tranquilo para evitarlo.
Desde aquel inolvidable 12 de julio en la cuenca lechera no se hace otra cosa que soñar con tener otra oportunidad. La Promoción pasada dejó una huella dolorosa en Rafaela y nada es como era entonces.
El plantel cambió, el técnico también y la campaña fue irregular hasta afianzarse en las fechas finales, además de aprovechar el derrumbe de Instituto y San Martín de San Juan, que paladeaban chancees de ascenso y puestos promocionales, pero se derrumbaron olímpicamente.
De la mano de Carlos Trullet (que ascendió a la A con Unión de Santa Fé en 1996) la ilusión rafaelina se basa en la seguridad de Gabriel Airaudo en el arco, en el fondo se reiteran algunos rostros conocidos: la experiencia de Lucas Bovaglio con su temperamento habitual (que le ha costado más de una tarjeta) como líbero, Oscar Carniello y Fabricio Fontanini como stoppers es la línea de tres que piensa plantar en cancha el entrenador.
En la línea de volantes Fernando Fontana hace el ida y vuelta por derecha, Martín Zbrun por izquierda (también fue parte de los choques de 2009) y los dos volantes centrales raspando más de lo que distribuyen son Walter Serrano y Fernando De La Fuente.ç
En la cabeza del DT apareció la función de doble enganche, con las presencias de Iván Juárez (otro que repite siendo el encargado de generar fútbol con sus explosivos arranques) y Nicolás Castro, en tanto que el único punta fue Matías Gigli. El ex Belgrano es uno de los más experimentados del plantel con mucho trajinar en la B Nacional.
Esta es la formación que posiblemente salte a la cancha a recibir al Lobo, con la responsabilidad de revertir la estadística: los albicelestes perdieron las tres promociones que disputaron. Buscarán que la cuarta sea la vencida y está en Gimnasia no permitirlo.