El Lobo está obligado a armar un plantel competitivo pero tiene un déficit de más de 45 millones de pesos. La apuesta a juveniles debe ser parte de la solución que debería complementarse con adquisiciones acertadas. También se habla de aportes externos. El plantel actual.
La crisis institucional que atraviesa Gimnasia repercute directamente en lo económico. La dirigencia del Club deberá tener cintura para comenzar a revertir el rumbo, orientado hacia una gran deuda que imposibilita hablar de crecimiento.
Parece simple decir que se debe gastar menos de lo que ingresa pero el problema está en cómo aplicar esa máxima de cualquier economía doméstica, cuando lo que urge es armar un plantel competitivo para no correr riesgos de descenso nuevamente, sin desatender el resto de los aspectos del Club.
Eso es gestión. En seis meses no se va a poder resolver lo que se ha hecho mal durante tanto tiempo, pero al menos, hay que posicionar a la institución hacia el camino del saneamiento económico, con políticas posibles de aplicar en este sistema, para de esa manera dejar un Club ordenado a quienes gobiernen en las gestiones venideras.
En ese sentido, aparece en el horizonte, una fórmula tan vieja como efectiva: apostar seriamente a las divisiones juveniles de Gimnasia.
Es el momento de realizar un análisis profundo de la cantera del Club para evaluar lo hecho bajo la coordinación de Pablo Morant, para luego sacar conclusiones y definir los pasos a seguir.
¿Cuánto menos que Navarro y Casas hubieran hecho Neira y Pasquale, por citar dos nombres?. No mucho seguramente. Y ese es un simple ejemplo de un panorama mucho más complejo que da cuenta de que actualmente no se han hecho las cosas bien en esa materia.
Por otro lado, si de aportes externos se trata, se puede inferir en que no es una política buena para un Club, aunque en situaciones límites puede ser una solución provisoria. Está claro que quien ponga plata para traer jugadores o para mantener a los que están van a querer hacer su negocio. Y allí deberá estar la capacidad de los dirigentes para poder entrar en ese negocio, o al menos, para no verse perjudicado en un futuro con una venta inmediata o con gastos impensados ante alguna eventualidad.
Se viene un duro trabajo para Gisande y sus dirigidos. Por eso, como punto de partida será importante que quienes conducen al Club tengan autocrítica, entiendan que las cosas no se están haciendo bien y tengan pretensiones de integrar nuevas ideas al círculo cerrado que muchas veces genera una atmósfera que no refleja la realidad de Gimnasia.