Más de 2000 triperos coparon la gélida ciudad desde temprano y se hicieron sentir durante toda la fría noche bahiense.
A este punto, hablar de “fidelidad”, “amor incondicional”, “pasión”, “sentimiento infinito” parece poco. Pero la verdad es que esto que nos pasa a los triperos es prácticamente indescriptible, sobrenatural y hasta digamos que en algún punto “de diván”.
Algunos pueden decir que si el lunes no era feriado las entradas no se hubieran agotado, no señor, la gente de Gimnasia no se deja llevar por el exitismo que bien caracteriza a otras hinchadas.
Alrededor de 8 micros (de los grandes grandes!!) interrumpieron la cansina paz bahiense para, cual caravana estilo cowboy, detenerse justo en la puerta de ingreso a metros del estadio.
Ya en la puerta del Hotel Argos donde se alojaba la delegación tripera, los más tempraneros le dieron duro y parejo al bombo haciéndose sentir a cuadras de distancia.
En la semana se había dispuesto que en Bahía no se venderían entradas para el público tripero, medida que perjudicaba claramente a los cientos de hinchas que el Lobo tiene en la zona y más allá también. Aquellos que llegaron temprano pudieron dar con dirigentes que estaban en el hotel para hacerse de alguna que otra entrada, pero el resto tuvo que ingeniárselas para lograr entrar y alentar a su querido Lobo.
No sólo en Bahía el Lobo tiene adeptos, los hay en Necochea, Mar del Plata, Monte Hermoso, cnel. Dorrego, Viedma, Cnel. Pringles, Neuquén y la frutilla del postre…uno de Ushuaia!!!, y los que faltan…
Como vemos Gimnasia es grande por hinchada y ya nada podrá impedir que sigamos creciendo en este sentido.
El aliento no cesó a pesar de que en el estadio hacía mas frío que en una pingüinera y ni hablar de las fogatas que se iniciaron cuando se cortó (¿?) la luz.
Con algo había que matizar el frío, el cafetero no daba a basto de tanta demanda.
Si bien el aliento fue constante, no dejaron de oírse las voces triperas pidiendo un poco más de sacrificio ante un rival supuestamente inferior.
El apoyo fue notable y estuvo a la altura de las circunstancias, el equipo todavía está en deuda.
