El Coprosede vuelve a amenazar a Gimnasia con suspender su Estadio. La institución indefensa y un sistema cada vez más peligroso.
Ya nadie cree en estas cosas. Para qué se insiste tanto en mentiras inconducentes que sólo generan bronca e indignación y exponen lo más sucio de un sistema absolutamente desbordado por las problemáticas sociales que intenta aplacarse con negociados turbios y con supuestas políticas de seguridad que en realidad no son más que golpes de efecto.
El titular del Coprosede, Rubén Pérez, se refirió en la jornada de hoy a la posible suspensión del estadio del Bosque por los hechos ante Newell´s, pero además no descartó una interna entre la hinchada.
Además, la misma autoridad dijo “venimos evaluando desde el partido de Arsenal cuando una persona bajó por el alambrado y se metió en la cancha. Está pedido el derecho de admisión. Las personas que identificamos no son socios, por eso pedimos que la venta para el partido con Quilmes sea sólo para socios”.
Ante esto surgen algunas cuestiones que van más allá de la decisión que se vaya a tomar respecto al Estadio del Bosque y que tienen que ver con la realidad social que rodea al fútbol y que intentan solucionar canalizándola en el castigo a un Club.
Pérez dijo que no hay posibilidad de evitar que ingresen armas a la cancha y con esa contradicción que ridiculiza al organismo de seguridad, también se deja al descubierto que el problema es más profundo que el ingreso de las armas y está vinculado a las intenciones que persiguen quienes llevan las armas.
Los negocios y el poder que se le ha otorgado a las barrasbravas ha ido en aumento y ahora ya es demasiado tarde para combatirlo. Se necesitan cambios radicales que exceden lo que pueda hacer una institución. Debe haber una decisión política y en conjunto con todos los clubes de la argentina, no solo de primera división. Eso lo sabe muy bien el Coprosede y la AFA y por eso la bronca del hincha que ve cómo al primero que se le apunta para sancionar es a la institución.
El control de los estacionamientos, la reventa de entradas, la distribución de esas entradas, participación en la venta de jugadores juveniles, drogas, merchandising, custodias, participaciones en actos políticos, etc., etc., son algunos de los problemas que deben resolverse antes de pensar en cerrar un estadio.
Los mismos que suspendieron el partido el sábado pasado irán a 25 y 32 y seguirán con sus negocios, con sus presiones y con el poder sobre sus hombros riéndose de la gente, de la policía y hasta de los políticos.
Entonces saquémonos las caretas. O el problema se ataca entre todos, desde el nivel más alto del gobierno nacional, o continuamos en zigzag, esquivando charcos mostrando una postura moderada y comprensiva que dice proteger la seguridad del hincha, que hoy está más indefenso que nunca y que si no sufre peores cosas en los estadios es porque no fue elegido como blanco para algún propósito en particular.
Un herido de bala dentro del estadio Ciudad de La Plata, muertos en las inmediaciones de las canchas en supuestos enfrentamientos con la policía o en internas entre barras, terribles líos en los partidos del ascenso que no trascienden, partidos del ascenso que ya no pueden jugarse ni solo con público debido a internas y muchísimas cosas más.
Es evidente que el sistema represivo no funciona. Basta de coartar las libertades de quienes amamos el fútbol. Hay que trabajar en el fondo del problema. Educación, trabajo y salud son pilares que suenan retóricos pero son fundamentales en el desarrollo de la sociedad. Se ha avanzado mucho. Pero la hipocresía de sectores del poder político no permite seguir por el camino correcto. Apuntemos a los verdaderos responsables y dejemos tranquila a la gente que pelea día a día por un Club mejor, por su patrimonio, por sus valores y que considera que un mundo más justo es posible.
