Nota de opinión publicada en Revista LetraG 128. Escribe Maximiliano Maceroni, conductor de La Plata Deportes y Cabecera Popular. OPINIÓN
A simple vista hay algo que puede llegar a engañarnos: el extenso viaje a volver a jugar en la máxima categoría del fútbol argentino va más allá de las 38 fechas que marca el calendario del Nacional B.
Terminar entre los 4 primeros puede ser el pasaje de ida para que cambien los días, horarios y jerarquía de los rivales, pero puede resultar tan efímero como pasajero si no se toman medidas más profundas. Gimnasia no sólo tiene que volver a jugar en Primera, Gimnasia debe volver a pertenecer a la elite del fútbol argentino. Su historia, su camiseta y su gente así lo indican.
Para poder lograr esto, deberán estar marcadas a fuego en cada uno de quienes manejan el Club las palabras trabajo y proyecto. Estos últimos años estuvieron plagados de penas y sufrimientos que vienen como consecuencia de malas administraciones que dejaron al Club en ruinas.
Planteles con más de 40 jugadores, sueldos sin cobrar, técnicos que traían futbolistas de sus propios representantes, pasivos que alcanzaron los 37.144.647 pesos (y se trataron a libro cerrado), el déficit operativo mensual que ha llegado a rondar el millón y medio de pesos, y numerosas deudas con bancos, jugadores, integrantes de diversos cuerpos técnicos, empleados del club, que terminan en pedidos de embargo de manera casi habitual (Fontanello, Moreira, Frezzotti, Valdecantos y, el más reciente, la empresa Intermark por el pase de Marcelo Goux en el 2002), conforman un combo suicida que a priori invita a pensar que el andar de Gimnasia por la B nacional no es una mera casualidad, sino una causalidad.
Desde el año 2004 ha tenido 14 entrenadores: Ischia, Kuzemka, Troglio, Maturana, Falcioni, Sanguinetti, Madelón, Pablo Fernández, Cocca, Morant, Cappa, Ortiz, Ingrao y nuevamente Troglio. Casi dos entrenadores por año; uno por campeonato. A este número hay que sumarle un sinfín de incorporaciones que sólo quedaron en promesas, y algunos ni siquiera en eso. Nombres como Gastón Casas, Sebastián Ereros, Rubén Maldonado, Patricio Graff, Alvaro Navarro, Boris Rielhoff, Cesar Gonzalez, German Pacheco, Antonio Pacheco, Walter Jiménez, Kiliam Virviescas, Alejandro Frezzotti, Pablo Fontanello, y Ricardo Moreira, forman parte de la inconmensurable cantidad de manotazos de ahogado que tiraron tanto entrenadores como dirigentes en busca de armar un equipo sin ninguna aspiración.
Hoy son tiempos de cambio, a partir de un técnico del riñón del club como bandera (Troglio) y jugadores de las inferiores que no les da lo mismo ganar que perder, es momento de no dejar pasar esta camada de futbolistas que quieren a Gimnasia, que respiran el aire mens sana, y es hora de formar un proyecto serio. Tiempo de trabajo para el entrenador, sueldos al día para el jugador. No traer por traer, sino ser precisos con la radiografía de lo que se necesite incorporar.
Los números marcan que Gimnasia está a 6 de Rosario Central, quedando 33 unidades en juego. Más allá de lograr el objetivo o no, lo escrito anteriormente no cambia. Es momento de priorizar al Club, por la historia misma y por el Hincha, quien deberá ser paciente –aún un poco más de lo que ha sido.
Estos fueron años de subsistencia, años en los que el Hincha acompañó, como su ritual de todas las semanas de seguir a Gimnasia, más allá del rival, la categoría, o el lugar. El amor incondicional siempre estuvo, aún en el momento más difícil, como así también la entereza. Es momento de devolverle la fidelidad, poniendo a Gimnasia donde se merece estar.
Maximiliano Maceroni - Conductor de La Plata Deportes y Cabecera Popular - FM 90.9 Radio La Plata
