Tras la firma de Pedro Troglio, Gimnasia busca futbolistas para reforzar un plantel que tendrá el objetivo de ascender. Tras la ida de Macaluso, los cañones apuntan a la defensa. De todos modos, el Lobo tiene que incorporar nuevos jugadores en todas las líneas. La premisa es que sean de buen nivel y jerarquicen el plantel. No se puede cometer el mismo error de los últimos años.
Ya terminó la temporada más triste de los últimos años. No tanto por lo estrictamente futbolístico –muchos podrían coincidir en que eso es sólo una consecuencia de lo realmente importante– sino más bien por la degradación colosal que inundó –todavía inunda pero hay quienes se desviven por sacar el agua, con baldes– cada rincón de Gimnasia.
Pero dejemos el análisis político-institucional para otra ocasión y hablemos de la pelota. La premisa inicial vuelve a ser la misma de siempre: reforzar con refuerzos. Existe un punto que siempre termina poniendo palos a las ruedas triperas y es incorporar por incorporar. Esto se traduce en recurrir a futbolistas que, por lo barato que resultan sus contratos–en algunos (muchos) casos no, y eso es aún más dañino para el Club– encabezan la lista de alternativas en cada mercado de pases. Pero como lo barato sale caro, Gimnasia siempre termina pagando precios (no solamente económicos) inconcebibles dentro y fuera de la cancha. Es decir: los jugadores del montón son magnos secuaces de las calamidades futbolísticas. Salvando escasas excepciones, Gimnasia siempre ha sido fiel a la regla. Al menos, durante estos años de infamia. Quien quiera corroborarlo puede recurrir a las listas de jugadores que ha contratado el Lobo desde el (pongámosle) 2006 en adelante. A continuación, nombres que quizás hayan pasado al olvido o quizás han quedado en el recuerdo, por lo insufribles: Cardetti, Cornejo, Virviescas, Pacheco, Batalla, Quinteros, Iriarte, Graff, Lima, Ereros, Carli, Casas, Navarro, Moreira, Jiménez, Pacheco, Rieloff, Mendoza, Quiñones y Viola. Son sólo algunos. Cada cual, dependiendo de su subjetividad, podrá añadir (o quitar) otros futbolistas.
Lo cierto es que a cada final de temporada, el panorama es idéntico o, al menos, parecido: el Lobo con una buena base que desintegran y sustituyen por apuestas arriesgadas que postergan a los pibes de la cantera. Y las apuestas en Gimnasia no han ido saliendo muy bien que digamos. Eso está a la vista y se fundamenta en los fríos números.
Repasemos. El arco está cubierto, y contratar a un golero (incluso si Fernando Monetti emigra) sería un despropósito.
Con Damián Macaluso out, la defensa es lo primero a reparar con mínimamente dos defensores de mucho oficio que puedan acompañar a Lisandro Magallán. Y ya comienzan a sonar los primeros nombres: Facundo Oreja, de Ferro; Juan Carlos Blengio, de Tigre; y Osvaldo Barsottini, de Instituto, encabezan la lista.
El mediocampo genera dudas: primero, Alejandro Capurro armó las valijas y Gimnasia debe reemplazarlo. Cuando renovó contrato, Pedro reconoció un interés por Germán Basualdo, aquel número cinco de regular paso por el Lobo hace algunos años. Y si bien el hincha común tripero no estaría de acuerdo en su regreso, Troglio explicó que puede aportar y mucho para el nuevo proceso. Pero, más allá de Basualdo, el Lobo deberá atender otros frentes: es condición indispensable que retengan a Nicolás Cabrera (existe un interés concreto e Belgrano de Córdoba), y el arribo de Lucas Licht otorgaría un salto de calidad. Además, la continuidad de Omar Pouso (a esta altura casi garantizada) ingresaría en el marco de las buenas noticias para Troglio que, a la vez, tendrá que suplir la partida de Pablo De Blasis.
La ofensiva es el sector más diezmado. Se fueron todos. Sólo queda Leonel Altobelli que, de un momento a otro, puede cambiar de horizontes. Es por eso que Gimnasia tiene que acelerar en este aspecto. Los nombres surgidos generan sensaciones dispares: a priori Nicolás Pavlovich no aparece como el refuerzo más indicado, mientras que el regreso de Marco Pérez es el sueño de los hinchas. Por su parte, Javier Cámpora está caído, otra vez. Claro que, como está el panorama, el Lobo deberá hacerse, al menos, con tres delanteros de jerarquía.
Así las cosas, si bien son los albores del mercado de pases, Gimnasia no debe perder el tiempo. Cualquier desliz puede generar dolores de cabeza. Mantener la base, sumar futbolistas que se integren fácilmente y no desprenderse de jugadores clave es la premisa que la CD debe adoptar en estos tiempos. La teoría suena fácil, pero es sabido que el Lobo viene fallando año tras año en la práctica. Ojalá esta vez sea la excepción.