En este nuevo mercado de pases el Lobo deberá tener en claro hacia dónde apuntar. Como plan A está la contratacoión ineludible de un delantero con los suficientes pergaminos como para garantizar gol, algo que a Gimnasia le faltó en la recta final de la primera rueda del Nacional B.
Como a cada final de año, se impone la necesidad de hacer balances sin la influencia directa de los últimos resultados, para concluir en un análisis que muestre qué es lo que falta en el plantel y qué temas están resueltos con los nombres que ya están.
Esta nota tiene una premisa fundamental, ineludible e indiscutibe: sin un delantero de área goleador, Gimnasia no asciende. No por capricho ni por rencor a quienes ocupan esa posición actualmente, sino por puras y fría estadísticas. Ningún equipo ha salido campeón, en cualquier categoría de cualquier fútbol, sin un goleador. Un hombre con presencia en el área, que invente ocasiones, que cree peligro aun cuando su equipo no lo acompaña, que aprovecha la única que tiene en 90 minutos y la mande al fondo de la red. Alguien con olfato, capaz de ganar un partido chivo, de esos que abundan en este certamen.
El primer semestre ha demostrado que Gimnasia no tiene en el plantel a ese jugador. Cuenta con Quiroga, un delantero sacrificado, de buen juego aéreo a quien sus méritos en el esfuerzo y el trabajo no se le pueden negar, pero sin presencia en el marcador. Quiroga tiene todo menos gol, y eso quizás sea lo más importante para un delantero hacia afuera, en la mirada de todos, y hacia adentro por su propio autoestima.
También Troglio puede contar con Peralta, el joven colombiano que ha demostrado capacidad, pero también inmadurez. No se puede cargar sobre el chico la responsabilidad de un karma que deambula hace años por el área de ataque del Lobo, en busca de un delantero goleador que nunca aparece. Peralta cae en offside, es absorbido por delanteros de experiencia y muchas veces sólo se queda en el intento. Es un jugador a esperar, en un Gimnasia donde todo urge.
Por último, es importante destacar una figura que puede confundir a todos, la de Facundo Pereyra. Ojo, no es delantero de área. Es un excelente acompañante, rápido, habilidoso y con capacidad goleadora, pero necesita un compañero. Un delantero que haga 10 goles por torneo, que le quite la presión de armar la jugada y definirla, que le aporte a su juego y lo haga lucir. Está comprobado, no hay equipo campeón o candidato sin un goleador. Gimnasia aún tiene tiempo de ir en busca de él.
Por el momento, el abanico de opciones no es muy amplio: los primeros nombres que sonaron se desvanecieron con suma rapidez, salvo, claro, el de Franco Niell. El petiso podría ser una solución a la carencia goleadora de Gimnasia; no tanto como perforador de redes pero sí como generador de asistencias.
A pocas horas de los albores del mercado de pases, la premisa inicial de este equipo está a la vista: se necesita un delantero. Allí enfilarán los dardos los dirigentes triperos, porque además Pedro sabe que allí está la principal falencia de Gimnasia.