La semana pasada, a pesar de la derrota con Sarmiento, en esta misma sección se había titulado “El camino correcto”, dándole crédito al equipo debido a su buen funcionamiento. Ahora, luego del triunfo en Corrientes, se reafirma la idea a la que se le suma una importante cualidad: el carácter. ANÁLISIS.
Surgió una certeza: Gimnasia es un equipo con carácter. El Lobo tenía que ganar y lo hizo. Pese a la presión de los resultados adversos, de visitante, muy lejos de casa y con un calor agobiante, Gimnasia necesitaba un triunfo como el agua y salió a buscarlo sin mayores dudas. Fue superior a su rival, dominó el juego y consiguió disipar algunos fantasmas que empezaban a asomar.
En la previa el partido se presentaba accesible para el equipo Men Sana, ya que Boca Unidos viene en franca decadencia y ocupa uno de los últimos lugares en el torneo. Sin embargo, la obligación de ganar era una piedra en el zapato que podía jugarle una mala pasada. Contrario a lo que suele pensarse, lo más chicos fueron los que se pusieron el partido al hombro. Pereyra con su mayor experiencia siendo el estandarte; Monetti aportando la seguridad de siempre; Mussis demostrando toda su jerarquía y Fernández, junto a Meza, dándole la frescura y el desequilibrio necesario para marcar la diferencia. Nada de lujos, ningún relajo, sacrificio y algo de fútbol para concretar una victoria indispensable.
Para la semana quedará el análisis futbolístico a fondo de un equipo que genera mucho pero concreta poco. Troglio deberá también encargarse de la defensa, que con ciertos desajustes no deja de sufrir cuando enfrente tiene un delantero importante. Algunos rendimientos deberán mejorar, tal es el caso de Miloc y Niell, y será importante definir un mediocampo.
El temple demostrado por el equipo dentro del campo de juego, la alegría y el fervor que llegó desde Corrientes, el vestuario unido, son los puntos más altos de un Gimnasia que está arañando los puestos de ascenso. En Junín mostró las cartas del juego y no le alcanzó. Frente a Boca se vio el carácter y fue suficiente. La guerra continúa y será cada batalla fundamental para conseguir el gran objetivo. El Lobo tiene algo muy claro, tiene las armas.
