El Lobo prepara el festejo de vuelta a la máxima categoría de AFA, algo que podría darse en Córdoba o incluso antes de jugar con instituto. OPINIÓN
Dejemos a un lado las formas y los modos: había que ganar y se ganó. Con el ascenso a la vuelta de la esquina, no queda tiempo para ponerse a pensar en si Gimnasia mereció o no mereció, en si Aldosivi fue más con un jugador menos o en si Monetti volvió a ser figura y eso habla del andar del partido.
Los 12 mil triperos que coparon Mar del Plata se brindaron al delirio colectivo y triunfal, y eso es lo que más importa. Quedará para otra ocasión analizar los vaivenes del encuentro; aunque una conclusión rápida podría ser la siguiente: Gimnasia ganó ante un rival que fue superior. Pero, ¿acaso no le pasó siempre en contra? Es decir, es la primera vez en mucho tiempo que el Lobo cosecha tres puntos sin ser mejor que su rival. Pensemos en Ferro, en Defensa y Justicia y en varios partidos de la primera rueda: la ecuación era siempre al revés.
Ahora quedan cuatro partidos, doce puntos y aún nada está dicho, pero Gimnasia ya respira Primera División. Es más: si el partido ante Instituto se confirma para el martes 28, el Lobo podría coronar el ascenso sin jugar. Es que dependiendo de lo que haga Sarmiento, la suerte tripera puede quedar echada aún sin la necesidad de ganarles a los cordobeses.
El Lobo tiene todas las de ganar y va por más. Ya alejado del cuarto, habrá que poner la mirada en Rosario Central: resulta más decoroso ascender primero que segundo.
Mientras tanto, si alguno se impresionó con la movilización extraordinaria a Mar del Plata, esperen a ver lo que sucederá en Córdoba. Allá habrá fiesta, miles de triperos y todo se teñirá de azul y blanco. Nos verán volver…
