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Fútbol

21-02-2014

HAY MATERIAL

Gimnasia perdió ante Central pero mostró una faceta interesante que no acostumbraba a tener en condición de visitante. OPINIÓN

“No se puede explicar lo inexplicable”. Eso dijo Pedro Troglio en sus primeras declaraciones después de la derrota del Lobo en Arroyito ante Rosario Central. Y tiene razón. Porque por primera vez en mucho tiempo, Gimnasia salió a guapearla fuera de casa ante un equipo de sumo cuidado.

Atrás quedaron los bochornos de Newells en el Coloso, de San Lorenzo en el Gasómetro y de River en el Monumental. Frente al Canalla, el Lobo jugó a otra cosa; y si bien el saldo fue derrota (injusta, aunque la justicia se abstiene del mundo del fútbol), ésta estuvo exenta de grandes preocupaciones a futuro.

Claro que si hay que buscar causas de la caída, se las encuentra. La primera fue la escasa eficacia de cara a los palos de Caranta; la segunda, el oportunismo del rival para mandarla a guardar –Central la embocó en los momentos justos–; y la tercera (en mucha menor medida), la tibia labor defensiva.

El 1-3 fue un enorme engaño desde todos los puntos de vista posibles. Por suerte, queda mucho tiempo para remediar el mal trago. Y por suerte también, hay indicios que garantizan tranquilidad: el tándem Pouso-Mussis funcionó como tiene que funcionar: el uruguayo y el juego sucio y el Gordo y toda su inmensidad. Ese dúo imprescindible es la clave principal de un equipo que cuando se decide y mientras asfixia a sus rivales, sabe vehiculizar la pelota, abrir la cancha, lateralizar el juego y buscar los espacios precisos para las diagonales de los delanteros.

Los delanteros. Tanto Correa como Bou están en deuda jugando bien. Cumplen con todo, pero ambos deben la asignatura del gol. Con el Canalla la historia habría sido otra con ellos más finos. El tiempo también es la clave: los irá puliendo partido a partido.

Ahora, Belgrano llega al Bosque. Es un equipo adherido al mismo patrón que el Lobo. Pelea, empuja, muerde, molesta. Y cuando quiere y lo dejan, juega. En este caso, si bien la parada dista mucho de la sencillez, la localía deberá ejercer un papel protagónico: el Lobo en su casa está obligado a apostar a ganador.

Troglio tiene la idoneidad que hace falta para salir de esta pequeña maraña de dos derrotas en tres fechas, de tres puntos sobre nueve. Porque el material está, hay casi de sobra. Y Pedro es un gran constructor.


Agustín Colianni

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