El DT tripero dijo que Gimnasia mereció empatarlo y que "nos ganaron con muy poco". Acá, nota de opinión sobre la lectura que hizo el DT.
No hay dudas de todo lo bueno que Troglio representa para Gimnasia. Eso se ha repetido una y otra y otra vez. Y se sabe y se acepta y no se discute: Troglio siente la azul y blanca como cualquier hincha, ama a Gimnasia, se acercó cuando las papas ardían y le dio al Lobo mucho más que muchos otros. Pero ojo: Gimnasia no le debe nada. Gimnasia es más grande que Troglio y que cualquiera que haya pasado por cualquier ámbito del Club. Gimnasia es más grande que todos ellos juntos. Y por eso, nadie es intocable. Nadie, salvo Gimnasia.
Si hay que buscar responsables de la derrota en el Clásico 153, el primero de la fila es Troglio. La apuesta inicial fue inexplicable. El DT alegó en conferencia de prensa que Gimnasia no venía teniendo profundidad en ataque, que con Bou el equipo no venía siendo tenaz adelante, y que por eso optó por una alternativa sorpresa: Maxi Meza. Es cierto. Pero también es cierto que con un esquema de dos puntas el Lobo siempre había marcado antes que sus rivales actuando como local. ¿Para qué cambiar justo en el partido más importante?
Troglio se equivocó feo. ¿Es hablar con el diario del lunes? No, de ninguna manera. Si en la previa, cuando se supo que el único atacante sería Pereyra (en soledad, hizo lo que pudo y por lógica pura perdió siempre ante Shunke y Desábato), las dudas y la incertidumbre se iban adueñando de los triperos.
Lo mejor de Meza se vio en el segundo tiempo, cuando se recostó sobre el andarivel derecho del mediocampo, su puesto natural, la posición que mejor le sienta. Y lo mejor del Lobo también se vio en el complemento, cuando tuvo dos delanteros en cancha y Contreras presentó un problema bastante serio para la defensa rival, bancando la pelota, arrastrando marcas, ganando de arriba, descargando hacia los costados y aliviándole la tarea a Pereyra. Porque no hay muchas vueltas: esa defensa rival, en la primera etapa, jugó sin despeinarse y se río del planteo tripero: flaco, tímido y tibio.
Pero Troglio, ferviente tacticista y fiel y orgulloso alumno de la escuelita de Bilardo, tiene razón en algo: Estudiantes ganó con muy poco. El punto es que fue Gimnasia quien lo dejó ganar con muy poco. El planteo de Pellegrino ya se sabía de antemano: replegarse, morder en el medio y apostar a alguna salida rápida en la velocidad de Franco Jara, el único hombre rival al que había que marcar con rigurosidad.
Esta vez Troglio entendió todo al revés. Leyó mal las instrucciones y perdió el juego ante un DT más inteligente que, incluso con todas en contra, presentó dos delanteros en cancha como los buenos libretos de fútbol mandan: un atacante veloz y hábil por afuera, y otro grandote nueve neto por adentro.
En estos casos, suele haber lugar para la autocrítica. Troglio no la hizo. No la hizo pese a que regaló el primer tiempo y el equipo que él dirige perdió un clásico en el Bosque, situación que no se daba hacía 19 años. Nadie pone en jaque la grandeza de Pedro como personalidad gimnasista. Pero se equivocó feo y cometió un error tan grave que le costó a Gimnasia parte de su historia.
