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Fútbol

29-08-2014

LAS BAJAS COMPLICAN EL CAMINO

En Córdoba, Gimnasia fue estéril en ataque. Jugó su peor partido en mucho tiempo –siempre en referencia a la creación, gestación y precisión de tres cuartos para arriba con pelota en pie, porque la defensa cumplió– y estiró su racha sin triunfos a ocho encuentros (tres del Torneo Final, cuatro del corriente y uno de la Copa Argentina). OPINIÓN.

La carencia futbolística adelante halla su principal causa en el armado de un plantel demasiado corto. Se sabía de antemano, antes del inicio de la competencia, que podía pasar: con poco recambio, cualquier eventual baja se sufre el doble. Y a Gimnasia, que nunca se llevó bien con la suerte (lejos de resultar una excusa, se sabe que cada cual forja su destino), se le caen soldados que hoy son irremplazables.

El Lobo mantuvo la estructura de su equipo titular pero se desentendió de todo lo demás. Así, la lesión de Maximiliano Meza en la primera fecha comenzó a abrir grietas y a generar arritmia en un once titular que sufre y mucho cuando tiene que cambiar. Porque Gimnasia tiene un plantel acotado, joven y sensible, que no se condice con las necesidades actuales.

Juan Quiroga fue el segundo en bajarse del barco por expulsión en Rosario y llegó la hora de Benítez. Después, Pablo Vegetti –el goleador que asoma como ideal para este sistema de juego– sufrió un golpe que lo marginó de tres cuartos del encuentro con Rosario Central, cuando ya había abierto el marcador y pintaba para figura. Como si fuera poco, el uruguayo Álvaro Fernández también debió ausentarse y ahí sí, Pedro Troglio (que hace naranjada con limones) pateó el tablero: Benítez no sale, Quiroga va de tres y Licht, el estandarte de un equipo que extravió la brújula, al mediocampo. En tanto, Nery Cardozo y Walter Bou (ambos, sin ningún pergamino por el cual los hinchas se abracen a la ilusión) se las arreglan como pueden para suplir la tarea de Vegetti: aguantar, descargar y, lo más trascendental, hacer goles.

Hay más: Gimnasia no va a poder contar con Jorge Rojas en el partido más importante del año. El paraguayo está convocado a la selección de su país y se pierde el primer clásico de la Copa Sudamericana. Y en el medio, Omar Pouso juega entre algodones por problemas de ciático.

El Lobo empieza a pagar malas decisiones como la no renovación de algunos vínculos, la frivolidad con la que encaró el mercado de pases y, fundamentalmente, el acentuado desarraigo de proyectos contundentes en materia de juveniles.

Es evidente que el material es poco. El trabajo en divisiones inferiores debiera ser puesto sobre el tapete. Es que cuesta mucho hallar posibles futuros baluartes en el semillero tripero de hoy. La última camada fue excelente. Desde allí arribaron Mussis, Nacho Fernández, García, Meza, Magallán, Miloc, Rinaudo, Castro, Casco, Alan Ruiz, Aued, Mendoza y muchos otros. Todos, formados bajo la conducción de una dupla implacable que se fue por la puerta de atrás cuando Daniel Onofri tomó el timón: Pablo Morant y el Indio Ortíz.

Gimnasia atraviesa momentos importantes. En pocos días tendrá un duelo histórico ante el rival de toda la vida y no puede permitirse quedarse afuera de la Copa Sudamericana. Habrá que buscar variantes y seguir probando, modificando y enrocando las piezas para llegar de la mejor forma al 3 de septiembre. Allí estará en juego parte de la historia. No hay excusas.

Agustín Colianni

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