El empate como local tiene solo un aspecto positivo: con marcar un gol de visitante, el Tripero obligará a Estudiantes a ir por la victoria. OPINIÓN
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Pobreza en ataque: Gimnasia sufrió la carencia de ideas y precisión para lastimar a Estudiantes en el primer clásico de la Copa Sudamericana. El Lobo fue puro amor propio pero falló reiteradamente en la generación de juego.
El planteo de Troglio fue claro: priorizar el orden defensivo, anular el eje de volantes del rival y buscar salidas rápidas por los costados para abastecer a Vegetti. Gimnasia mantuvo abajo la solidez que arrastra desde el inicio del semestre, pero otra vez se olvidó de cómo penetrar en terreno rival.
El partido fue una partida de ajedrez larga, demasiado pensada, que terminó en tablas. Un duelo táctico entre dos entrenadores que apostaron a lo mismo y dos equipos con sistemas diferentes pero con modalidades casi idénticas. Por temor a dejar grietas en defensa, ninguno se animó a más de lo que establecían los libretos.
El Lobo volvió a sufrir la falta de recambio para romper los partidos cerrados: Bou y Bonifacio, dos pibes que están para sumar minutos y ser llevados de a poco, son hoy las apuestas más ofensivas que tiene el DT desde el banco de los suplentes. Entonces, a Gimnasia se le hace difícil. Y más cuando hay algunos que, en soledad, le entregan la pelota al contrario y fallan en pases simples.
Aun así, el Tripero bien pudo haberlo ganado –como dijo Troglio, habría sido bárbaro pero injusto–, cuando Vegetti, un toro que las lucha todas, que muerde, molesta y va al choque constante, tardó más de la cuenta y no logró usufructuar el único desliz que tuvo la defensa rival. De esa manera, gracias a un error defensivo de Estudiantes, Gimnasia, de local, en su Bosque, tuvo su única oportunidad clara de gol.
No hubo más que eso. Lo del Lobo fue muy bueno a la hora de defender (exceptuando el sector de Oreja, una autopista para Correa y compañía) pero muy malo cuando debía acelerar y buscar espacios. ¿Impericias propias? ¿Méritos del rival? Un poco de ambas, aunque queda la sensación de que Gimnasia quiso hasta ahí nomás y que finalmente no pudo porque no supo.
Hay mucho para evaluar y mucho para corregir y replantearse de cara al compromiso del encuentro que definirá la llave. Allí sí, un planteo similar al de hoy podría traer frutos para el elenco de Pedro, que por lo general se siente mejor saliendo de contra cuando los rivales deben tomar la iniciativa.
¿Lo positivo? Que en estos casos el empate en cero como local es el mejor que se puede obtener: si Gimnasia anota en el partido de vuelta, obligará al Pincha a ganar para quedarse con la llave.
Es una frase hecha pero siempre vigente: los encuentros de este calibre se ganan, y más de local. Esta vez, al Lobo se le mojó la pólvora tras el primer pitazo.