Gimnasia metió dos triunfos consecutivos ante rivales de gran jerarquía y parece estar recuperado. OPINIÓN.
Gimnasia parece un equipo de dos caras que vive aferrado a una bipolaridad llamativa. Acaso por necesidad o bien por una cuestión de comprender y estudiar específicamente algunos partidos, las consigas del juego, para el Lobo, varían de acuerdo a lo que hay del otro lado del círculo central.
La historia del semestre ya es conocida: plantel corto, lesiones prematuras, dudosos estados físicos/futbolísticos de algunos cuantos. Y es cierto que lo que hay es poco: un plantel con carencia de nombres rutilantes y un cuerpo técnico que viene haciendo magia desde hace dos años. Eso es lo que hay. Eso, y un conjunto de individualidades que, cuando funcionan a un potencial lo suficientemente elevado, agigantan el sistema.
Se vio con San Lorenzo y también con Vélez. Y quienes insistan en que Gimnasia ganó porque el Cuervo y el Fortín tuvieron un mal partido, dedíquense a otra cosa. El Lobo fue infinitamente superior desde el planteo táctico y se volvió con el triunfo en el bolsillo más por virtudes propias que por impericias del rival. En este sentido, y en concordancia con lo que se ha visto miles de veces a lo largo de este ciclo, Gimnasia es protagonista tácito de los encuentros.
Está pero parece que no está. Se encuentra omiso e implícito en un entramado que a los rivales siempre les cuesta leer.
Dato curioso (y paradójico): descontando el 0-3 con Defensa y Justicia (allí Troglio puso suplentes), Gimnasia es el equipo con menos goles en contra detrás del puntero River. Es decir: el Lobo, que hasta hace una fecha estaba a una sola unidad del último escalón de la tabla de posiciones, es un equipo al que no le convierten fácil. Solo en dos oportunidades recibió más de un gol en contra: Rosario Central en el Bosque anotó el segundo cuando el partido se moría, mientras que Atlético Rafaela pegó en los momentos justos cuando Gimnasia lo tenía contra las cuerdas.
Entonces, material hay. No en abundancia y se sabe: el Lobo pagó, paga y seguirá pagando a un precio altísimo el haber afrontado el mercado de pases con tanta liviandad y el haberse conformado con un plantel efímero que sufre mucho cuando debe hallar variantes ante eventuales sanciones y lesiones. Sin embargo, si cada pieza se halla en su lugar correspondiente e implementa sus movimientos en pos del sistema –estrictamente, lo que pasó los últimos dos encuentros– entonces Gimnasia sacará aprobado en sus exámenes y no dejará previas para marzo.
Más o menos bien. Puede que así le vaya a este Lobo en el futuro próximo, donde no tendrá mayores ambiciones que ganar por dos cuestiones: no desatender el promedio y reforzar su identidad de cara al 2015.